Donald Trump se convirtió este lunes en el 47º presidente de Estados Unidos con la firme intención de devolver una "edad de oro" al país y transformarlo a golpe de decreto para erradicar la migración ilegal.

Tras haber jurado "proteger la Constitución" sobre una biblia heredada de su madre bajo la cúpula del Capitolio en Washington, el republicano pronunció un discurso de investidura con una batería de medidas para hacer que "Estados Unidos sea grande otra vez", su lema desde su primer mandato (2017-2021).

Su prioridad: expulsar a los migrantes en situación irregular e impedir su entrada. Para ello no escatimará medios.

El millonario de 78 años prometió firmar múltiples decretos para declarar la emergencia nacional en la frontera con México, bloquear la entrada de migrantes y deportar a "millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron".

Añadió que resucitará su programa "Quédate en México", para que los migrantes esperen el desenlace del proceso migratorio del otro lado de la frontera, y designará a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras.

Carteles y pandillas

También invocará la Ley de enemigos extranjeros de 1798 para "eliminar la presencia de todas las pandillas", dijo Trump, dispuesto desde hace meses a declarar la guerra a la banda venezolana Tren de Aragua.

Abrirá más frentes diplomáticos, como cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de América, imponer aranceles a terceros países para ayudar a "enriquecer" a los ciudadanos estadounidenses y recuperar el control del canal de Panamá.

"China está operando el canal de Panamá y nosotros no se lo dimos a China", insistió el republicano.


En general, revocará varias de las medidas o políticas de su sucesor y ahora ya predecesor, el demócrata Joe Biden.

Por ejemplo eliminará los programas de diversidad sexual, retirará a Estados Unidos por segunda vez del acuerdo climático de París y declarará la "emergencia energética nacional" para ampliar significativamente la extracción de hidrocarburos en el mayor productor mundial de petróleo y gas.

El magnate promete al país una "edad de oro" y poner fin al "declive" para que Estados Unidos vuelva "a ser respetado en todo el mundo" y una nación en crecimiento que plantará, según él, la bandera en Marte.

El republicano, que cree haber sido salvado por Dios en el intento de asesinato contra él en plena campaña, advirtió que "las balanzas de la justicia se reequilibrarán".

La utilización "violenta e injusta del Departamento de Justicia y de nuestro gobierno terminará", proclamó el millonario, que ha sido condenado por delitos penales.

Promete arremeter contra la administración "radical y corrupta" de Biden.

Biden concede indultos

El demócrata sabe que Trump llega con sed de venganza y en sus últimas horas y minutos de mandato concedió indultos preventivos a cinco familiares, congresistas y funcionarios, que están en el blanco de su sucesor.

Son "indultos a personas que eran muy, muy culpables de delitos muy graves", protestó el magnate en un segundo discurso en el Capitolio. Se refería sobre todo a miembros de la comisión de investigación parlamentaria que han denunciado su presunto papel en el asalto al Capitolio por una turba de simpatizantes suyos el 6 de enero de 2021.

Biden protagonizó una transición civilizada hasta el último momento, antes de partir en helicóptero.

Acudió a la investidura de su rival. Antes recibió a Trump y a su esposa Melania, vestida de azul marino y tocada con un sombrero con una banda blanca, en la Casa Blanca para una visita de cortesía.

Tres de los hombres más ricos del mundo, los magnates tecnológicos Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos, acompañaron a Trump en la investidura, en la que estuvieron los expresidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama.

El nuevo presidente también irá al Capital One Arena de Washington, un pabellón donde sus partidarios empezaron a llegar de madrugada.

"Jesús es mi salvador y Donald Trump es mi presidente. Y sólo ver cómo este hombre ha cambiado, no sólo el país, sino el mundo, es tan revelador", declaró a la AFP una de sus simpatizantes, Rachel Peters, de 28 años.

La jornada de Trump comenzó con un oficio religioso en la iglesia episcopal de San Juan y terminará con bailes.

Su victoria ha dado alas a la derecha radical del mundo entero. La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, y los presidentes de Argentina, Javier Milei, y de Ecuador, Daniel Noboa, asistieron a la toma de posesión a pesar de que normalmente no se invita a líderes extranjeros.

También estuvieron el vicepresidente chino Han Zheng y el líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia, a quien Trump considera "presidente electo" del país caribeño.

Para Trump este lunes marca su comienzo de salida de escena. Debe resignarse a no ser nunca más candidato, salvo un golpe de fuerza contra el límite constitucional de dos mandatos.