La alfombra roja de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas brillará este 2025 con un nuevo hito en su historia: Karla Sofía Gascón, actriz española y trans, se alza como la primera nominada en la categoría de Mejor Actriz por su interpretación en la cinta "Emilia Pérez".

La nominación de Gascón simboliza el largo camino recorrido por la comunidad trans en Hollywood, una historia de persistencia que comenzó con un nombre casi olvidado: Angela Morley (1924-2009). En 1975, la artista inglesa marcó el primer paso en la representación trans en la gala dorada.

Lee además: "Salvadoreña Paula Heredia presenta documental sobre icónica mujer trans".

Como compositora, fue nominada en dos ocasiones a Mejor Banda Sonora Original por su música de ensueño, destacándose las cintas musicales “El principito” (1974), dirigida por Stanley Donen y adaptada de la novela escrita por el conde Antoine de Saint-Exupéry y “The Slipper and the Rose” (1976), adaptación del cuento “La cenicienta”.

Aunque su nombre no resonó tanto como los de sus contemporáneos, Morley rompió barreras invisibles en una época en la que el reconocimiento de las personas trans era prácticamente nulo. Asimismo, la compositora trabajó como arreglista para grandes figuras del cine, como John Williams, y su legado perdura como un pilar silencioso que abrió las puertas a un futuro más inclusivo.

Un recorrido de papeles y luchas

La presencia trans en los Óscar ha sido escasa, pero cada paso ha sido importante. En 1999, la querida Hilary Swank ganó el premio a Mejor Actriz por interpretar a Brandon Teena, un hombre transgénero, en la cinta “Boys Don’t Cry” (Los muchachos no lloran), dirigida por Kimberly Pierce.

Aunque aplaudida por su actuación, la producción fue criticada por no incluir a un actor trans en el papel principal, una decisión que reflejaba los desafíos persistentes en la comunidad.



En 2005, la película "Transamerica" trajo otra narrativa trans a la pantalla, con Felicity Huffman (recordada por la serie "Esposas Desesperadas") interpretando a una mujer trans y consiguiendo una nominación a Mejor Actriz. Si bien la actuación de Hoffman fue elogiada, el casting de actrices cisgénero para papeles trans comenzó a generar un debate sobre la autenticidad y la falta de oportunidades para artistas trans.

Fue hasta 2017 que una mujer trans tuvo un protagonismo indiscutible en la entrega de los Óscar: La actriz y cantante lírica chilena Daniela Vega, protagonista de “Una mujer fantástica”, no solo llevó su cinta a ganar el premio a la Mejor Película Internacional, sino que también hizo historia al convertirse en la primera presentadora trans en la ceremonia.



Vega, quien precisamente interpretó a una mujer trans en la película chilena de Sebastián Lelio, presentó en la ceremonia el número musical "Mystery of Love", de Sufjan Stevens, que competía como Mejor Canción por la película LGBT "Call Me By Your Name".

Hitos recientes: un paso hacia la inclusión

En 2016, la cantante trans Anohni, antes conocida como Antony Hegarty (líder de Antony and the Johnsons) fue nominada a Mejor Canción Original por "Manta Ray", junto a J. Ralph, por el documental “Racing Extinction” (2015).

Desgraciadamente, Anohni, hoy de 53 años, no asistió al evento como protesta, por no ser invitada a cantar el tema en directo, como otros aspirantes en dicha categoría.

Dos años después, Yance Ford se convirtió en el primer hombre trans en obtener una nominación en una de las “cinco grandes" categorías por su documental “Strong Island” (2017), que exploraba el racismo y la violencia en Estados Unidos en una narrativa personal.

En paralelo, el actor trans Elliot Page, quien fue nominado a Mejor Actriz en 2007 como Ellen Page, antes de su transición de mujer a hombre, por la aclamada cinta “Juno”, ahora participa activamente como productor en proyectos que amplifican voces trans, como el documental portugués “Un hoyo en el aguacate”, dirigido por la directora trans Ary Zara y preseleccionado en 2024 para los Óscar.



En 2022 Elliot Page se convirtió posiblemente en el primer hombre trans en ser uno de los presentadores invitados de la ceremonia más importante de Hollywood.

Asimismo, cabe destacar que la aclamada película "The Matrix" (1999), con Keanu Reeves, fue nominada a varios galardones técnicos de aquel año, como un proyecto trepidante de los hermanos directores y guionistas Andy Wachowski y Laurence Wachowski, quienes años más tarde transicionaron a mujeres como Lilly y Lana Wachowsk, respectivamente, revolucionando el mundo del cine.

El presente: Karla Sofía y una nueva era

La nominación de Gascón por la polémica cinta “Emilia Pérez”, dirigida por el francés, Jacques Audiard, trasciende su actuación como una mujer que abandona su vida como líder de un cártel mexicano para abrazar su verdadera identidad. La película, aclamada con 13 nominaciones, pero repudiada en México por "banal", ha sido un vehículo para visibilizar tanto el talento como las luchas de la comunidad trans en el cine.

“Esta nominación no es solo mía; es de todas las personas que han luchado por ser vistas y respetadas”, declaró Gascón en una reciente entrevista. A pesar de enfrentar amenazas, críticas mordaces y campañas de odio sobre todo en México, su presencia en los Óscar de este año es un símbolo de resiliencia.

El arte y la cultura lejos de la frivolidad del entretenimiento

El contexto político de Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump en 2025 se volverá un desafío directo para la comunidad trans. Entre las políticas más controvertidas anunciadas por su administración destaca la declaración de que "solo hay dos géneros", una postura que pretende revertir décadas de avances en el reconocimiento y respeto por las identidades de género diversas.

En este clima hostil, los Óscar no solo serán una gala de glamour, sino también un espacio de resistencia cultural y política. Es altamente probable que durante la ceremonia, artistas y cineastas aprovechen el escenario global para denunciar estas políticas y abogar por los derechos de la comunidad LGBTIQ+.

Figuras como Karla Sofía Gascón y proyectos como “Un hoyo en el aguacate” representan más que arte: son testimonios vivos de cómo el cine puede desafiar narrativas regresivas y ser un vehículo de visibilidad y empoderamiento para quienes enfrentan una opresión sistemática.