Parece, suena y se mueve como cantante de K-pop, pero lo suyo es el Q’pop, una adaptación del fenómeno coreano a la lengua indígena de los Andes de Perú, mezclada con español. Lenin Tamayo es por hoy el único exponente de su propio experimento musical.

Se trata de un “centennial” de 23 años, con éxito en ascenso en TikTok, que fusionó lo que orgullosamente llama sus “orígenes” con el gusto por la glamurosa industria del pop coreano, para crear su música cantada en quechua, lengua que habla un 14 % de 33 millones de peruanos.

“Pensé en trasladar mis raíces andinas a la música, mezclar lo andino con las tendencias globales como el K-pop. El Q’pop me permite validar mi existencia, puedo decir de dónde vengo... es un concepto muy potente y disruptivo”, asegura el intérprete.

El pop quechua es realmente una protesta contra la idea reduccionista del mundo andino. El quechua o quichua también está vivo en regiones de países como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile y Ecuador.

Compositor de todas las letras, en sus canciones Lenin habla del arraigo a la tierra o del “amor y libertad”, con un desafío a las barreras idiomáticas. El joven artista graba su música en un modesto e improvisado estudio de 20 m2, en la azotea de una vivienda del populoso distrito de Comas, al norte de Lima.

“¿No entiendes o no quieres entender?/Te lo digo en español, en quechua o en inglés. No importa el idioma, al derecho o al revés/Tú sabes que no miento/ Yo digo lo que siento”, canta Lenin en “Imaynata”, que es su melodía más popular en el ciberespacio.

Remozando el quechua.

La popularidad del K-pop crece entre adolescentes de Lima, que imitan a las Army (ejércitos) o clubes de admiradores del pop coreano, una industria conocida no solo por su competencia feroz, sino también por el ciberacoso que enfrentan sus estrellas.

Un fin de semana, al caer la tarde, Lenin se presenta ante unos cuantos aficionados. Viste jeans, camisa sin mangas y un cinturón con grabados multicolores del mundo andino.

“¡Eres el mejor cantante que he escuchado!”, lanza un adolescente a quien Lenin abraza. “Es difícil encontrar canciones modernas en quechua porque casi nadie hace, entonces (Lenin) me gusta porque es diferente”, sostiene por su parte Tiara Yoshioka, una espectadora de las presentaciones callejeras.

Moviendo conciencias.

Nacido en Lima, Lenin Tamayo aprendió quechua en casa junto a su madre, Yolanda Pinares, una cantante de música popular andina originaria de la ciudad de Cusco, la antigua capital del Imperio inca.

Asegura que en el colegio sufrió bullying, pero encontró en el K-pop una comunidad de acogida. Luego ingresó a la universidad. Hoy quiere que su música le ofrezca a “muchos jóvenes la esperanza de que se puede mantener su identidad y abrazar tendencias mundiales”.

“¿Acaso la gente entiende coreano en el K-pop?”, replica Lenin, agregando que la lengua de sus ancestros también puede ser una verdadera “herramienta para mover conciencias por su sonoridad y potencial cultural”.

Subiendo los números

Por ahora, ninguna de las composiciones de Lenin suena en la radio. A finales de 2022 comenzó a ser un fenómeno en las calles y en Tik-Tok, en donde hoy tiene casi 198 mil seguidores. En esa red sus videos suman 4.2 millones de Me Gusta.

Entre las redes Instagram, Youtube y Facebook suma otros 85 mil 300 seguidores, mientras que en la plataforma musical Spotify alcanza una audiencia mensual de 3 mil 800 oyentes.