Una casa en Pennsylvania (Estados Unidos) albergó uno de los casos más oscuros a los que Ed y Lorraine Warren se enfrentaron durante su carrera como demonólogos. Ahora, esa historia llega a las salas de cine con "El Conjuro: últimos ritos", la última y más escalofriante entrega de esta saga.
Todo inició en la década de los 70, cuando Jack y Janet Smurl se mudaron al condado de West Pittston, junto a sus cuatro hijas y los padres de él. Al principio, la vida fue casi un sueño, pero, a los pocos meses una serie de fenómenos paranormales convirtieron su convivencia en una auténtica pesadilla.
Los primeros incidentes, de acuerdo con los expedientes de la famosa pareja, pasaron casi por desapercibidos: ruidos, manchas en las paredes y explosiones de algunos aparatos eléctricos; sin embargo, los ataques se agravaron con objetos siendo lanzados por entidades, o bien demonios que agredieron física y sexualmente a ambos padres.
Los Warren tomaron el caso en 1986 y concluyeron que había cuatro epíritus molestando a la familia, el más peligroso de ello, incluido un demonio especialmente poderoso.
Todo quedó detallado en el libro "The Haunted: One Family’s Nightmare", publicado por los Warren y el reportero Robert Curran. Fue lanzado en 1988, pero fue sumamente criticado por los escépticos y la falta de pruebas.
Los Smurl abandonaron el inmueble un año después de la llegada de los Warren, y en 1988, los nuevos ocupantes describieron no haber presenciado nada paranormal. La cinta se estrenará la primera semana de septiembre y marcará el fin de uno de los universos cinematográficos más trepidantes de los últimos años.