Vestida con un kimono, la princesa Kako, de 28 años, encabezó una ceremonia en un centro cultural binacional en Lima, Perú, este viernes, donde fue recibida por niños con banderas japonesas y peruanas, autoridades y dirigentes de la comunidad nikkei, que agrupa a todos los inmigrantes y descendientes de origen nipón. En el evento, recibió una pequeña escultura de un jinete en un caballo peruano de paso.
Según la cancillería peruana, la visita "contribuirá a seguir fortaleciendo" los históricos lazos de amistad y cooperación, iniciados el 21 de agosto de 1873, y que en 2016 se elevaron al nivel de "Asociación Estratégica". El fin de semana visitará la ciudadela inca de Machu Picchu, en Cusco, uno de los símbolos del imperio inca.
Este es el segundo viaje oficial de la princesa Kako a un país extranjero, desde su visita a Austria y Hungría en 2019. La comunidad nipona en Perú es una de las más numerosas en América Latina, detrás de Brasil. La integran unos 224 mil descendientes, según la Asociación Peruano Japonesa.
Además 4 mil japoneses viven en Perú, según fuentes diplomáticas niponas en Lima. El expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), hoy condenado por corrupción y crímenes por violaciones a los derechos humanos, es uno de los más notables descendientes.
Kako de Akishino es la segunda hija del príncipe Fumihito (hermano del emperador Naruhito) y su esposa Kiko, y hermana mayor del príncipe heredero Hisahito. La princesa japonesa en la actualidad ha asumido los compromisos que le correspondían a su hermana mayor Mako, quien abandonó la familia imperial tras casarse en 2021 con el abogado Kei Komuro y radicarse en Estados Unidos.
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