¿Quién es René Mena?
Soy un soñador. Me dedico a la actuación y vivo de ello, persiguiendo un sueño que se me atravesó hace 12 años, cuando fui a una audición... Me enamoré de la actuación y me fui a Los Ángeles, donde ahora vivo y también hago películas.
Me considero una persona que vive súper humilde, amo a mi familia y a mis amistades, las películas, la música, viajar... no soy bueno leyendo, lo hago si tengo que hacerlo, pero estoy muy interesado en crecer y evolucionar. Estoy soñando constantemente y buscando cómo ser mejor ser humano, actor y artista, para dejar una huella en el mundo.
Me encantaría que algún día en El Salvador me vean como el artista que soy, que me respeten y admiren por mi trabajo y mi talento. Sé que estoy lejos de ello, por eso estoy trabajando mucho, porque quiero inspirar a las personas.
Cuéntanos de tus nuevas producciones.
Tengo una una serie de acción en postpoducción de Netflix, que se llama “Obliterated”, donde le doy vida al técnico de bombas de la policía de Las Vegas; rodé dos semanas el año pasado y estoy en dos capítulos. La serie se estrena el 30 de noviembre. Y tengo otra película de Netflix que se llama “Blood vessel”, que estará a nivel mundial a finales de este año; la rodé este año en África con un personaje que se llama Alexie, de ascendencia rusa y medio oriente, y hablo sobre todo en ruso, fue un gran reto.
Además, tengo tres películas más, rodadas en inglés con personajes muy diferentes; y dos en español: “La confesión”, donde le doy vida al protagónico del Padre Ángel junto a una mayoría de actores latinos, especificamente salvadoreños, entre ellas Rocío Ibarra, que le da vida a una enfermera que ¡van a amar! Y otros amigos salvadoreños como Gloria Sandoval o Dennis de Paz. Esta película la produje yo, así como “El placer de dar placer”, la mayor parte rodada en El Salvador, donde soy Giovanni, el personaje protagónico que está por casarse, y es un drama con un poco de acción y suspenso. Me encantó porque fue mi primera película en Latinoamérica y en español.
Y “Martínez, margaritas and murder”, una película sobre un asesinato, que también protagonicé y produje. En ella interpreto al personaje de Freddy Martínez y es una película LGBT, de romance pero también de misterio y estará disponible en cines y TV el próximo año.
En El Salvador cada vez hay más gente que desea actuar como tú. ¿Cómo ves ese interés y los talentos que han surgido?
Estoy en shock por el talento salvadoreño no solo en Estados Unidos sino también en El Salvador. Yo sabía que había talento, pero no sabía qué tanto, hasta que en 2021 hicimos audiciones para “El placer de dar placer” y me encontré con tanto actor que lo más difícil fue decidir a quién darle cada personaje, porque hay muchas personas que carecen de experiencia pero tienen mucha educación y disciplina, y se han preparado, y mucha gente que ha hecho teatro. Eso me dio mucho orgullo y satisfacción.
Creo que vamos bien, porque somos más que personajes de mareros, indocumentados, narcotraficantes o cómo nos ven acá en Estados Unidos, sé que hay mucha gente talentosa al frente y atrás de cámara, y estoy ansioso porque conozcan su trabajo.
Sabemos que buscaste el sueño de actuar ya siendo adulto, ¿cuáles serían tus claves para lograr ser visto y estar en películas?
Sí, yo ya era adulto cuando empecé a acturar. La clave es el esfuerzo, el trabajo, la disciplina y la necedad: hay que ser muy aplicado, muy necio, hay que insistir y persistir en esta carrera y seguir tocando puertas, hasta que un día se te abre una, y primero Dios, otra y otra. Es una carrera que nunca terminas de aprender, de crecer y doy gracias por estos 12 años y cada vez lo encuentro más difícil, pero quiero aprender y crecer más.
Tienen que saber que nunca van a parar de aprender, de mejorar, y en el momento que se sientan cómodos, deberían dejar de hacerlo. Porque es constantemente incomodidad, nervios, trabajo... Cada vez que te digan que no, agarrar más fuerza para que en la proxima sea un sí.
No es justo ni suficiente entender una o dos técnicas de actuación, hay que entenderlas todas o por lo menos las cinco principales, y si ninguna es buena para ti, crear la tuya.