Tanto las plazas públicas como los comercios se llenaron de actividades de baile, canto, teatro, paseos en bicicletas, scooters y mucho más mientras se dejaban ver edificios que antes por comercios informales era imposible contemplar su esplendor arquitectónico.
Desde las 8 de la mañana hasta el anochecer el centro de San salvador fue escenario de esplendor arquitectónico visible.