Poco antes de las 3:00 am (12:00 am hora de El Salvador) la selección argentina arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza donde periodistas, autoridades y fans los esperaban con ansias para dar inicio a los festejos oficiales luego de consagrarse campeones del mundo.

“Se hizo esperar”; “En cuestión de minutos comenzarán a bajar los campeones del mundo” y “ya están acá”, son algunas de las frases que se escuchaban en la transmisión en vivo por parte de los periodistas instalados en el aeropuerto, que esperaban la salida de los jugadores del avión que los transportó desde Catar.

Una vez abierta la compuerta del avión, comenzó a sonar el tema “Muchachos” del grupo La Mosca Tsé-Tsé, que se convirtió en el himno de todo un país y de aficionados de todo el mundo que alentaron durante el campeonato a la albiceleste.

“Bienvenidos muchachos, bienvenidos campeones del mundo”, dijo Guillermo Novellis, vocalista del grupo.

El primero en salir del avión no fue otro que el máximo referente y capitán de la selección argentina, Lionel Messi, que con total felicidad sostenía la copa, de la que pocas veces se despegó desde que se la entregaron en el estadio Lusail en Catar.

El siguiente en salir fue el técnico albiceleste Lionel Scaloni, consagrado como el entrenador más joven en convertirse en campeón del mundo y que con su trabajo se encargó de opacar las voces que lo criticaron cuando fue nombrado como principal estratega de la selección.

El delantero Lautaro Martínez apareció sosteniendo un bombo y platillo que denotaba que pese al viaje los jugadores estaban dispuestos a celebrar junto al máximo su reciente conquista.

Cortesía
Cortesía



Co las medallas en el cuello, uno a uno los campeones bajaron del avión y tras atravesar la alfombra roja colocada en el aeropuerto, subieron al autobús descapotado que los llevaría hasta el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) ubicado en el mismo Ezeiza.

“Muchas gracias a todos, es el día más feliz de nuestras vidas, de todos los argentinos”, dijo Guillermo Novellis mientras el autobús se marchaba.
Una vez en la calle, un mar de personas esperaba a los jugadores para fotografiar, alentar, agradecer a los jugadores o por lo menos, poder verlos aunque sea por unos segundos.

Los campeones del mundo fueron acompañados por un fuerte dispositivo de seguridad de la policía argentina que avanzaba lentamente para el disfrute de los fans y para evitar una tragedia.

Las banderas argentinas ondeaban y los cánticos para celebrar el campeonato regresaban a las calles argentinas 36 años después de su último título, que llegaría de la mano de Diego Armando Maradona.