La industria químico farmacéutica salvadoreña es uno de los que mejor ha resistido a la crisis provocada por la pandemia del covid-19.


El sector se consolida como uno de los pilares de la economía y ya figura (con datos al cierre de 2019) como el octavo mayor exportador a escala latinoamericana.


“Normalmente nuestro sector siempre crece más que lo que crece la economía”, dijo ayer Carmen Estela Pérez, presidenta de la Asociación de Industriales Químico-Farmacéuticos de El Salvador (Inquifar).


En 2019, el sector reportó ventas al exterior por $170 millones y superó a Guatemala (nueve) en el ranking de exportadores a escala continental, mientras que en Centroamérica solo es superado por Costa Rica, que figura en la casilla seis, de un listado liderado por Estados Unidos, Canadá y Brasil.


De acuerdo con estadísticas del Banco Central de Reserva (BCR), entre enero y octubre, el rubro reporta un crecimiento en en flujo de las exportaciones del 5 % y ha dejado a la economía $151.5 millones.


Los datos fueron presentados ayer en un evento donde se celebraron los 50 años de Inquifar y en el que también se destacó el aporte total de un sector que genera 6,100 empleos directos.











El salario promedio mensual de la industria químico y farmacéutica local es de $743.63. Hasta 2019 empleaba a más de 6,100 personas.



Pérez explicó que con solo mantener las cifras que se lograron al 31 de diciembre del 2019, la industria tendrá ganancia, ya que durante la pandemia el sector diversificó su matriz exportadora y productiva a nivel local.


“La industria se enfocó en productos que estuvo demandando la población. Se escucharon otros, como ivermectina, vitamina C, vitamina D, Zinc, todo ese tipo de productos hubo que responder a la demanda que ya teníamos acá”, dijo.



El cambio, agregó, no fue sencillo ya que los laboratorios locales tuvieron dificultades en los primeros meses de la emergencia por la pandemia en específico para abastecerse de materias primas.




Si comparamos las exportaciones al tercer trimestre contra las del mismo período de 2019, hemos crecido un 5 %. Todavía nos falta un último trimestre”, Carmen Estela Pérez, Presidenta de Inquifar.



“La industria supo responder a las necesidades del país, el medicamento no faltó, la industria farmacéutica pudo proveer los medicamentos que necesitábamos, pero se fue acomodando. Se cerraron las fronteras, sí, y se iban acomodando a las nuevas formas, los nuevos protocolos para poder ingresar materia prima, lo que sí pasó que algunas materias primas subieron de precio estratosféricamente”, valoró.



Potencial de crecimiento


La ministra de Economía, María Luisa Hayem, dijo que el rubro sigue consolidando su peso junto a otras industrias como la del plástico y cartón.


La funcionaria confirmó que desde el 9 de diciembre los productos farmacéuticos salvadoreños podrán entrar sin aranceles al mercado colombiano, esto gracias a modificaciones en el Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones.



De acuerdo con los datos presentados por Inquifar, actualmente El Salvador es el principal origen de las importaciones farmacéuticas de Honduras, el tercero para Guatemala y el sexto para Nicaragua.


El desempeño de las ventas en mercados como el guatemalteco experimenta crecimientos acumulados del 55 % en el período de 2015 a 2019, tras pasar de ventas por $26.1 millones a $42.7 millones, cifras que alientan al rubro para conquistar otros destinos en Latinoamérica.