Brandon desfiló por las calles de su colonia este sábado, desafiando las malas condiciones de las calles, enfrentando con valentía las controversias y los comentarios negativos que surgen, a veces, por su pasión por la danza.
A pesar de las críticas, su dedicación y destreza brillaron una vez más en el desfile de este 14 de septiembre, donde mostró que el talento y la pasión pueden superar cualquier obstáculo.
El fútbol y la danza son las dos pasiones de este pequeño salvadoreño. Lisbeth Ayala.
Conquistador de teatros y canchas
Brandon ha demostrado su talento en importantes escenarios. Este año, su madre lo inscribió en una prueba para la prestigiosa Escuela Nacional de Danza Morena Celarié. No solo fue aceptado sino que superó todas las expectativas y, en menos de un año, realizó su debut como el único niño en una presentación.“En la escuela de danza he recibido comentarios muy positivos. Incluso la maestra me ha dicho que tiene un gran potencial y un gran futuro. Espero que a él le siga gustando la danza”, expresó con mucho amor Sindy Solórzano, madre de Brandon.
En el campo de fútbol, Brandon también se destaca como defensa en el equipo de su escuela, mostrando habilidad y compromiso con su equipo. “Las dos cosas me gustan y disfruto bastante”, afirma Brandon, quien equilibra su amor por el deporte y la danza con gran destreza. Este jovencito inició a jugar fútbol desde los 7 años aproximadamente.
“Para mí, la danza no tiene género. Me alegra que, siendo tan pequeño, él pueda ser inspiración para otros niños que quieran sobresalir en la danza. Espero que los papás sean comprensivos y tengan la mente abierta. No debemos limitar a nuestros hijos ni ser los asesinos de sus talentos, sino apoyarlos en todo lo que les haga felices”.
Yancy de Cruz, madrina de Brandon.
El pequeño Brandon practica ballet en la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié. Lisbeth Ayala.
El bullying y las críticas
A pesar de sus logros, Brandon enfrenta desafíos personales, incluido el acoso escolar. Su familia señala que la danza le ha servido como un escape positivo para canalizar sus emociones y mantener su confianza. “La danza es su refugio y su manera de enfrentar las adversidades”, afirma su madre.
El pequeño Brandon practica ballet en la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié. Lisbeth Ayala.
El bullying y las críticas
“Para mí es muy importante apoyar a mi hijo. Si yo no lo apoyo nadie lo hará. Siento que él está enfocado en algo productivo que le servirá en el futuro. La danza no tiene género ni límite de edad”.
Sindy Solórzano,
Mamá de Brandon.
Brandon sueña con convertirse en coreógrafo de cachiporras y representar a El Salvador en el extranjero. Su amor por el folclóre y el merengue es evidente, además, destaca en cualquier género musical que intenta. “Mi sueño es ser instructor de cachiporras y representar a mi país en la danza”, expresa Brandon.
Brandon y su compañera y amiga, Egle Cruz. Lisbeth Ayala.
El apoyo familiar y de amigos es clave
El apoyo de su familia es fundamental para Brandon. “Creemos que practicar danza o deporte no debe ser motivo de rechazo. Todos deberían poder disfrutar de sus pasiones sin importar su edad o género”, afirman sus seres queridos.“Nos divertimos muchísimo bailando juntos. Creámos coreografías y disfrutamos mucho mientras lo hacemos. También jugamos a disfrazarnos de diferentes profesiones y practicamos cosas de danza”, menciona Egle Cruz, amiga y compañera de baile.
A pesar de las duras críticas en redes sociales, tras la exposición que el pequeño tuvo esta semana, Brandon ha superado estos desafíos con determinación. Agradece el apoyo recibido y valora profundamente el respaldo que le han brindado en la búsqueda de su sueño.
Aun en las malas condiciones de las calles de Cuscatancingo, Brandon brilló con su presentación este sábado. Lisbeth Ayala.