Narciso de Jesús Mendoza tiene 78 años de edad y desde los años setenta se dedica a hacer teatro con títeres, en el marco del mes del adulto mayor, “Don Chicho”, como todos le dicen, cuenta su sueño y motivación de vivir del arte.

“Yo quería ser cantante”

Narciso nació en 1945 en Alegría, Usulután y desde pequeño sintió fascinación por el arte, sus primeros acercamientos fueron con un teatro proveniente de México, a su corta edad quedó impresionado con la obra de la Pasión de Cristo presentada en su localidad, “yo alucinaba viendo esto” recuerda el titiritero.

En 1952, a los 7 años de edad, lo internaron en la Casa Nacional del Niño: Dolores Sosa, ahí pudo profundizar en el mundo artístico y cultivar el deseo de ser cantante, aspiración y talento crucial para el mundo de la actuación con títeres.

Sin embargo, a los 17 años de edad se mudó a San Salvador para trabajar en una fábrica de tejido y ayudarle a su madre, quien era vendedora en el Mercado San Miguelito. Su sueño de dedicarse al arte quedó estancado hasta 1978.

“Un día vi un anuncio en un periódico donde necesitaban a cuatro jóvenes para trabajar con el teatro Guiñol y yo rápidamente ubiqué que se trataba de títeres, entonces decidí dejar de trabajar en la fábrica y me fui a buscar a ese señor, quien se llamaba ‘Paco’ Campos” afirmó Narciso.

A pesar que los puestos ya estaban dados, Narciso convenció a Campos de quedarse en el teatro. Este fue el comienzo de su vida junto a los títeres, “ahí aprendí a hacer mis primeros muñecos”, declaró el artista.

Fue en esta época donde su interés por la crítica social despertó con la ayuda de los diferentes artistas que estaban surgiendo, como Bob Dylan, Violeta Parra y Víctor Jara, aparte, el deseo de hacer canciones de protesta se profundizó con el sueño de ser cantante.

Un mensaje social con títeres

“Al niñito negro, al niñito blanco, al niño de mi pobre raza, el que sufre abandono y llanto, al niño pobre y sin esperanza, al niño del campo que trabaja tanto y aun así el pan no le alcanza, niños de la corta de café, niño que ha perdido hasta la fe dejando tu niñez olvidada ahí, niño cortando caña de algodón, niño que sufre de explotación, para ti va mi canción”, resuena la composición elaborada por “Chicho” que hizo para el concurso que El Salvador estaba llevando a cabo en 1979 en el marco del año internacional del niño. Esta canción, que mostraba la realidad del niño salvadoreño, quedó entre las finalistas.

Sin embargo, fue hasta que comenzó a trabajar en la Universidad de El Salvador, en 1980, que comenzó a hacer critica social con los títeres, esto debido al contexto social que los salvadoreños experimentaron en el conflicto armado. En la UES trabajó como promotor cultural dando talleres, musicalizando las obras y dando espectáculos.

“Teníamos cuatro presentaciones mensuales, nos mandaban a una escuela, cantón, nosotros ahí íbamos, pues me fue gustando ese contacto con la gente”, recordó el titiritero, siendo una de las obras más presentadas “El Propietario”.

Además, con sus canciones pudo dejar un mensaje de protesta “gobierno y patrones, amárrense los calzones que ahí viene la clase obrera con todos sus batallones”, resonaba en una manifestación a la que Narciso asistió y que luego musicalizó.

Para 1980, Narciso y otros artistas formaron la Asociación Salvadoreña del Arte y la Cultura, cuestión que le produjo consecuencias, pues hablaban sobre injusticias sociales, “fui señalado como terrorista, que yo no difundía el arte ni la cultura, sino que el irrespeto a las Fuerzas Armadas...me capturaron en tres ocasiones, me agarraron dos veces en San Miguel y después en una captura masiva que le hicieron a los estudiantes en el 88, además de eso recibí una amenaza del escuadrón que salió en todos los periódicos, nos sacaron como a doce de una universidad advirtiéndonos que teníamos que abandonar el país”.

Un legado en el arte

En 1989 dejó de trabajar en la universidad y hasta hoy, hace arte con títeres, “me presento ocasionalmente, no estoy muy activo, yo le echo la culpa a los años”, dijo Narciso. A pesar de esto, continúa con su legado y ante una invitación de presentar alguna obra, él acepta “si me dicen que presente una obra de rutina, de las que ya tengo, yo me presento”, expresó.

Una de las ultimas obras presentadas fue en el Bajo Lempa, desde las palabras de Narciso, observar el interés de los niños al ver su obra, lo vale todo.

Finalmente, a las futuras y actuales generaciones de artistas les invitó a hacer las cosas por el amor al arte y ser responsable “cuando uno se presenta al público, es porque creen en uno y no se debe defraudar a ese público...lo que es bueno, permanece en el tiempo”, concluyó el titiritero.

En el país hay un millón 200 mil personas adultos mayores, según la Coalición Nacional por la Dignidad de las Personas Mayores en El Salvador.