La iglesia católica conmemora cada 28 de diciembre "la fiesta de los Santos Inocentes", que según Aciprensa recuerda a aquellos niños que murieron asesinados por órdenes del rey Herodes cuando "mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años". "Trágicamente la sangre de estos inocentes fue derramada para que Cristo viva" y se volvieron “mártires” o testigos del sacrificio de su propio Hijo, explica la agencia de noticias católica.
Aquel crimen masivo es considerado como "producto de la soberbia y la ambición desmedidas", considerado un "pecado cuyas víctimas carecían de mancha o reproche". La "fiesta" fue establecida desde el siglo IV en honor a los "Santos Inocentes". La tradición oriental lo fija 29 de diciembre y la latina, el 28 de diciembre.