“Mi esposo se ponía a llorar y decía ‘¡Señor, ¿qué está pasando?!’, y se aventaba en el suelo queriéndose meter para salvar la cosas y todo estaba en llamas”, recuerda con tristeza Rosalinda Sigüenza del momento en que su casa era consumida por las voraces llamas de un incendio.
El miércoles 17 de enero, el Cuerpo de Bomberos fue alertado de un incendio en la colonia Cuscatlán, pasaje las Orquídeas, del municipio de Soyapango; aunque los bomberos lograron extinguir el siniestro, este ya había consumido dos viviendas y afectado una tercera.
La casa de Rosalinda era de láminas y ahí vivían nueve personas en total: cuatro adultos, dos adolescentes (una joven de 16 y uno de 18 años), una niña de 9, un niño de 11 y otro de 13 años.
A las 8:30 a.m., su hijo llegó corriendo a decirle que la casa de al lado se estaba incendiando. “¡Mamá, está agarrado fuego ahí!, me dijo, ‘¿dónde?’, le dije yo, cuando de repente las llamas se pasaron a nosotros y comenzaron a agarrar fuego las camas”, relata mientras a su espalda los hijos terminan de recoger los escombros de la casa que con mucho esfuerzo había construido.
Algunos de sus hijos y su esposo, Armando De León, corrían intentando salvar lo que pudieran al interior de la vivienda. Vieron cómo en cuestión de segundos las llamas acabaron con su hogar, dejándolos, prácticamente, en la calle. “No pudimos hacer nada, no pudimos sacar nada, se nos quemaron los muebles, sillones que habíamos comprado hace poco, chifonieres, jugueteras, televisores, ropa, todo”, lamenta Rosalinda.
La familia tenía ahorrado $300 para construir un muro de ladrillo, pero lo perdieron. Sin embargo, lo que más le duele a Rosalinda es haber perdido la herramienta que le permitía sostener económicamente a su familia: el horno que recién empezaba a utilizar. “Con sacrificio estuve ahorrando y compré un hornito. Hoy, para diciembre, mi hijo me decía ‘mamá, cómprese un horno y hacemos pan’, pero todo se fue en un ratito. Todo lo que hicimos (…) está quemado el horno”, dice entre lágrimas señalando el horno de metal que está tirado a media calle.
“Teníamos muchos planes con el horno”, dice Armando, quien a pesar de haberlo perdido todo agradece a Dios porque a su familia no le pasó nada. La familia De León Sigüenza necesita víveres, comida, ropa y, sobre todo, un nuevo hogar. “Cualquier cosa que nos quieran donar es bienvenida”, solicita Rosalinda.
Donaciones
Cuenta: La familia ha habilitado una cuenta en el Bac Credomatic para recibir donaciones de cualquier monto. La cuenta es 111370193. También puede llamar al número 72658011.
