“Me siento contento porque mi mami y mi papi me llevan a la Cruz Roja, amo a las personas, las ayudo, soy parte de la Cruz Roja”, dijo con alegría Jason al preguntarle cómo se siente al ser parte de la institución humanitaria.
La pasión por ayudar a las personas forma parte de la familia Gómez desde hace una década; sin embargo, hace tres años, el pequeño de la familia fue incluido en la enseñanza al servicio humanitario.
Erick Gómez, padre de Jason, expuso que al final de cada semana el infante es el primero en buscar su uniforme para asistir a la institución, ya que él se considera como uno más del equipo.
“Él se siente un elemento más de la institución, el uniforme lo porta muy disciplinado, muy responsable; él cuando porta el uniforme se siente identificado del emblema e igualmente los compañeros de la institución lo ven a él como un miembro más”, relató el papá del niño.
Los padres de Jason admiran como acciones que pueden parecer tan pequeñas, como curar un raspón, son ejecutadas a la perfección por su hijo. “Jason uniformado no es el mismo Jason de civil”, expresó con orgullo Gómez.
Debido a la corta edad del infante, las actividades que realiza en el cuerpo de socorro comprenden la enseñanza a través de juegos de primeros auxilios básicos, así como apoyo psicosocial, ejercicios lúdicos, como juegos de rol, pintacaritas, globoflexia (figuras con globos), que no representan un peligro para el menor.
“Hay un cuerpo filial de la juventud que es donde soy jefe y a mi hijo, a lo que le gusta asistir en actividad como simulaciones, hacemos una práctica muy básica de primeros auxilios y hacemos pintacaritas y también el aprendizaje básico”, detalló Gómez.
Jason asiste como voluntario a la Cruz Roja los sábados, con el propósito que no afecte su asistencia a la escuela y el desarrollo de sus deberes académicos.
El valor de la enseñanza.
El padre de familia explicó que al inicio, junto a su esposa, llevaban al niño a la Cruz Roja ante la falta de ayuda para cuidar al pequeño; sin embargo, dicha acción se convirtió en una oportunidad para desarrollar un mayor vínculo familiar e inculcar desde la infancia los valores humanitarios.“Nosotros como padres lo que buscamos es inculcar buenos valores con el niño, poder lograr que marque la diferencia con los demás y que pueda marcar un impacto en los demás niños, que vean que no todo es estudios y juegos, sino que también tengan la habilidad de inculcarse en la labor humanitaria”, argumentó.
Al igual que la familia Gómez alrededor de otras tres familias más llevan a sus hijos durante su servicio como voluntariado.
La Cruz Roja permite que jóvenes mayores de 12 años sean voluntarios de la institución; no obstante, en la seccional de Sensuntepeque consideran enseñar desde más pequeños y reciben a niños en compañía de sus padres, donde realizan dinámicas infantiles a fin que se motive el valor humanitario.
En El Salvador, cada 1 de octubre se conmemora el Día del Niño, fecha en el que se festejan y reconocen los derechos de los infantes salvadoreños.