Juan Carlos, el fotógrafo salvadoreño, en el centro, en la provincia afgana de Daykundi. / Fotos cortesía de Juan Carlos


Hace tres meses las noticias internacionales reportaban la precipitada caída del gobierno de Afganistán y el retiro de las tropas estadounidenses de ese país centroasiático. El regreso de los Talibanes al poder ocurrió en semanas y en medio de aquellos arduos combates y el caos de la evacuación norteamericana y de miles de civiles afganos, un salvadoreño fue testigo privilegiado de los hechos.

Juan Carlos tiene 47 años, es un fotoperiodista originario de Chalchuapa que pasó tres meses cubriendo Afganistán. Solo se identifica como Juan Carlos –sin apellidos– inicialmente por razones artísticas y luego como protección de su arriesgado trabajo que lo ha llevado a cubrir conflictos por todo el mundo.

“Llegué a Afganistán el 6 de agosto, decidí ir a darle cobertura a Afganistán porque después de leer tanto de lo que estaba sucediendo, conocer su historia, la guerra más larga en la que se ha involucrado los Estados Unidos y todos los sucesos, me di cuenta que iba a ser un momento muy histórico que lo comparé, concluí y así terminó siendo, el Vietnam de nuestra era”, dijo Juan Carlos en una larga conversación con Diario El Mundo.

Su trabajo se ha publicado en revistas y medios internacionales tan importantes como Time, Der Spiegel, L’Obs, El País de España, Paris Match, The Wall Street Journal, The Washington Post, Newsweek, Libération, entre otros.

Aquí puede ver más sobre Juan Carlos: www.juancarlosphotos.com

Hoy en día está ubicado en San Salvador, El Salvador, pero usualmente se mueve alrededor del mundo.

El salvadoreño describe su experiencia en Afganistán como “muy interesante y muy triste”.

Llegó a Kabul el 6 de agosto a una ciudad que aparentaba normalidad y decidió irse al interior donde estaban los combates.

Fue testigo de primera línea de la caída de Kandahar, la segunda ciudad del país que los Talibanes consideraban su capital y ante la acelerada caída de Kabul, también se trasladó allá donde pudo presenciar el caos de la evacuación del aeropuerto y los cambios en la sociedad afgana durante estos meses.

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“Aprendí mucho de ellos”.


Juan Carlos ve lo vivido en Afganistán como “una gran oportunidad de presenciar un momento tan tristemente histórico”. “Aprendí mucho de ellos, poder ser testigo de la realidad que viven los afganos un poco antes que llegaron los talibanes al poder”, asegura.

El salvadoreño describe a los afganos como “sumamente amables, amorosos, hospitalarios, te protegen, hacen todo lo que tienen en su poder para hacerte sentirte súper bien”.

“Cuando un afgano te abre la puerta, te considera huésped, hacen todo para que estés cómodo para que estés bien. Es increíble el recibimiento, la hospitalidad. Ellos dan todo por ti”, describe.

Pero al mismo tiempo vivió momentos caóticos, de cambio político drástico que incluso lo llevaron a poner en riesgo su vida, a ser golpeado por los bandos en conflicto.

“Mi vida ha estado en riesgo varias veces, pero al mismo tiempo soy de la idea que al ir a cubrir este tipo de conflictos, tu vida ya está en riesgo, tenés que aceptar ese factor del riesgo que algo te pase”, señala.

“Durante mi cobertura fui golpeado por el Talibán, también me golpearon los soldados afganos que estaban dando custodia en el aeropuerto y apoyando a las fuerzas estadounidenses”, relata.

El caos en el aeropuerto de Kabul. / Fotos cortesía de Juan Carlos

El cambio.


Hacer periodismo después de que el Talibán tomara el poder fue interesante para Juan Carlos. “En ciertas ocasiones era tranquilo y en algunas ocasiones eran hostiles”, dice.

Juan Carlos describe que, después de la toma de Kabul, de la toma de Afganistán, “todo cambió”.

“La población tenía miedo, había mucha incertidumbre. Ya en las calles de Kabul no había mucha gente. Se puede decir que más del 50 % del tráfico de personas, el movimiento ya había disminuido, sino más. Sí había comercio popular, mercados, había lugares de comer, había lugares que empezaron a cerrar más temprano, otros no abrieron y hasta hoy no hay mucha vida nocturna como la que había Kabul. Pero se lograba conseguir alimentos y todo”, explica.

Se dejaron de ver tantas mujeres circulando por las calles y quienes lo hacían tenían especial temor. “El temor sigue ahí, pero nos hemos dado cuenta que el Talibán no es el de antes y las mujeres andan por las calles, pero siempre hay una preocupación, hay miedo”, señala.

“El primer mes la ciudad cambió a que era más tranquila, los restaurantes casi vacíos. Después del 30 de agosto, cuando salió el último soldado estadounidense y se completó la evacuación de civiles, eso dejó a Kabul sin la gente que gastaba, se había ido del país. La gente que quedó tiene mucha preocupación de qué va a ser de Afganistán bajo el nuevo régimen”, agrega.

 

La salida.


Gracias a las gestiones de la revista alemana Der Spiegel, Juan Carlos logró salir de Afganistán, vía Catar y llegar a El Salvador.

“A veces tenés que tomar esa decisión porque se vuelve peligroso no solo físicamente, sino mentalmente. Se estaba volviendo complicado salir”, explica Juan Carlos.

Ahora hace reflexiones sobre lo vivido allá. “Fue una decisión difícil, una sensación de alegría y de tristeza por lo que se estaba viviendo ahí. Pero emocionado de regresar a ver a la familia después de tres meses de estar en ese ambiente”, indica el profesional.

Piensa regresar el próximo año a Afganistán “y veremos cómo sigue la situación y qué pasa”.

“Afganistán está bien jodido y no se ve muy brillante que se diga”, concluye.

 

El Dato


Juan Carlos es un salvadoreño que emigró a Estados Unidos a los 11 años. Es también ciudadano estadounidense, ha cubierto varios conflictos en el mundo y su trabajo se ha publicado en revistas y medios internacionales tan importantes como Time, Der Spiegel, L’Obs, El País de España, Paris Match, The Wall Street Journal, The Washington Post, Newsweek, Libération, entre otros.