Uno de los mayores desafíos que aún enfrentan las personas con discapacidad visual es demostrar a la sociedad que cuentan con las habilidades necesarias para desenvolverse en su vida diaria como en el ámbito laboral, expresó Marlon Alas, una persona no vidente, quien es el coordinador de la Biblioteca Braille en la Universidad de El Salvador (UES).
Alas nació con cataratas congénitas, lo que desde su infancia generó una pérdida parcial de la visión. Sin embargo, en 2002, tras sufrir un accidente vial en el transporte escolar perdió totalmente la visión del ojo izquierdo y años después, en 2018, el glaucoma afectó su ojo derecho, dejándolo sin visión a la edad de 29 años.
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Tras perder la vista por completo, Alas manifestó que atravesó un periodo de depresión, pues señaló que debía reconstruir su cotidianidad desde nuevas herramientas de apoyo. "Tenía mucha autonomía para movilizarme, es decir, podía con diferentes estrategias pero cuando perdí la vista completamente, eso fue lo más difícil de asimilar porque ya no podía hacer eso".
"A veces las personas me decían que me iban a apoyar y de repente se movían y yo me quedaba hablando solo, entonces, era complicado aceptar eso porque como yo estaba acostumbrado a ser autónomo y era estresante tener que ser completamente dependiente del apoyo de las demás personas y ser consciente que no todas las personas tienen la costumbre de colaborar en esas situaciones".
Marlon Alas, persona no vidente.
A pesar de las dificultades, Alas culminó sus estudios y se graduó con CUM honorífico de la Licenciatura en Letras en el año 2014. El profesional mencionó que durante su periodo como estudiante, cuando aún no había perdido la visión total, vivió de situaciones complicadas, entre ellas, la adaptación en el tamaño de la letra de los materiales de estudio y evaluaciones, así como solicitar evaluaciones orales.
"Fui aprendiendo a hacer las cosas que hacía cotidianamente sin ver a través de un proceso de adaptación y luego logré superar esa etapa y seguir la vida de la manera mejor posible en mi nueva condición", expresó.
Para él, la inclusión no es un concepto teórico, sino un proceso en constante de desarrollo que requiere infraestructura accesible, docentes formados en derechos y modelos educativos inclusivos, así como tecnologías adecuadas y una cultura universitaria que comprenda que las barreras no están en las personas, sino en los entornos.
En ese sentido, desde su experiencia, Alas anima a las personas que viven con alguna discapacidad a explorar herramientas, desarrollar habilidades y no renunciar a sus objetivos ni sueños.
“La vida sigue independientemente de las circunstancias en las que nosotros nos encontremos, siempre podemos hacer lo que nosotros nos propongamos hacer y solo debemos encontrar las estrategias para lograrlo y que no hay una sola forma de hacer las cosas ni de alcanzar nuestros objetivos”, manifestó.
Además, hace el llamado a la socieda a que asuman la diversidad como parte natural de la convivencia con las personas que padecen de alguna discapacidad.
"Lo que sí debemos procurar como sociedad es que independientemente de la forma en que cada persona elija a llegar a sus metas, nosotros podamos facilitarle las oportunidades para que todos lo puedan hacer y no cerrarnos a que si no es de la manera cuadrada que yo pienso que tiene que ser, no se puede hacer, sino que ampliar nuestro pensamiento y dar oportunidad".
Marlon Alas, persona no vidente.
Actualmente, es el coordinador de la Biblioteca Braille en la Unidad de Educación Superior Inclusiva de la UES, que ayuda a otros estudiantes con diferentes discapacidades, donde señaló que una de las funciones es adaptar materiales de lectura al lenguaje braille.
Biblioteca Braille
La Biblioteca Braille, ubicada en la Unidad de Educación Superior Inclusiva, fue creada en el año 2018 tras la donación de una impresora braille, un software especializado y una colección de 51 documentos en formato braille, por parte de la empresa surcoreana Next Innovation, y que ahora forman de las opciones de lectura para los jóvenes.
El coordinador de la biblioteca braille señaló que en dicho espacio se adaptan documentos de estudio de los estudiantes llevan, incluyendo materiales en idioma inglés. Su catálogo incluye obras fundamentales para las carreras de filosofía, literatura, ciencias jurídicas y económicas, psicología y educación.
"Entonces, la unidad es un espacio donde los estudiantes y los profesores pueden encontrar diferentes estrategias para poder desarrollar todo el proceso educativo de la educación superior de forma accesible", expuso Alas.
Asimismo, destacó que cuentan con otros programas para otro tipo de discapacidades como el programa de interpretación en lengua de señas, que le garantiza que el estudiante cuente con el acompañamiento de un intérprete durante todo su recorrido académico.
La Unidad de Educación Superior Inclusiva, creada en el año 2014, cuenta con su propia biblioteca braille, un salón de usos múltiples y una sala de atención psicológica para la atención especializada a los estudiantes con discapacidades de la universidad.
El papel de la universidad
Para Alas, la Universidad de El Salvador tiene un papel esencial en la inclusión de las personas con discapacidad, ofreciendo oportunidades de formación académica, promoviendo la igualdad y espacios adaptados para facilitar la movilidad dentro del campus para el desarrollo e integración de los profesionales.
Sin embargo, reconoce que todavía existen retos que la universidad debe enfrentar, como extender los servicios a las sedes de Santa Ana y San Miguel, con el objetivo de fortalecer la formación del personal docente, ampliar recursos y continuar mejorando la infraestructura accesible de la universidad.
"Necesitamos expandir la formación al personal académico y administrativo. Cada año desarrollamos un proceso de diplomados y cursos sobre los temas de educación inclusiva, lengua de señas, entre otros y es necesario que el personal académico, sobre todo, se involucre más activamente en esos procesos", explicó.
De igual forma, destacó la importancia de incluir la educación inclusiva de manera transversal en todas las carreras, desde arquitectura hasta medicina, y fomentar la investigación en temas de discapacidad.
"Entonces, hay mucho que se puede hacer y la universidad, como la máxima casa de estudio de nuestro país, tiene todo el potencial para poder incidir en todas esas áreas", concluyó Alas.
Actualmente, la UES registra a 230 estudiantes inscritos con discapacidades especiales que estudian las diversas carreras que oferta la institución. Este año, 25 jóvenes con capacidades especiales se sometieron a la prueba de admisión para el año académico 2026, buscando un cupo en la casa de estudios superior.
Cada 3 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el propósito de concientizar a las personas sobre el tema y la inclusión.
