Ana Evelyn Morán se dedica a la venta de calzado en el segundo nivel del mercado Hula Hula, ella recordó cómo en un abrir y cerrar de ojos aquel movimiento de tierra acabó con la vida de dos compañeros de ventas, además de dos familiares, cuando tenía 24 años.
“Yo vendía en la esquina de la Iglesia El Calvario, y el local lo compartía con dos chapines (guatemaltecos) que lo usaban como bodega, ellos llegaron al lugar y fue ya cerca del mediodía cuando se sentaron para desayunar, no pasó mucho tiempo cuando empezó a temblar y fue cuando les cayó un paredón (muro) donde quedaron soterrados”, relato Morán.
La vendedora expresó que dicho incidente aún le afecta, debido al cariño que le tenía a sus compañeros, “eso fue para mí lo más doloroso y más traumante, pues eran mis compañeros de trabajo y lo más impactante porque yo les tenía tanto aprecio”.
La mujer afirmó que ver la destrucción del potente movimiento de tierra ha hecho que 37 años después, no sepa cómo reaccionar ante los sismos, por lo que recibe ayuda psicológica.
“Ha sido por lo que he presenciado que a mi me dan pánico los temblores, yo aún no lo supero, es bien difícil a pesar que ya pasó bastante tiempo, hay secuelas de lo que se vivió y es por eso que yo ahorita estoy trabajando con ayuda psicológica, yo en un momento así no se si correr, llorar, gritar o qué hacer, y eso es lo que estoy trabajando”, manifestó la comerciante.
Morán aseveró que es importante que las personas que han pasado por situaciones similares conversen con un profesional sobre el tema, ya que aseguró, muchas de las personas que presenciaron los hechos aún resienten la pérdida de su ser querido.
El Darío se consumió.
Otra vendedora que recuerda esa fatídica mañana del 10 de octubre es Sandra Rivera, quien indicó que vendía sobre la calle Rubén Darío y vio cómo colapsó el edificio de mismo nombre que la intersección.“Yo vendía frente al Ex Telégrafo y vi cómo caía el edificio Darío, yo sentí una angustia y muerte, porque eso nos agarró de sorpresa, empezó a temblar y caían pedazos de cemento de los edificios y una nube de polvo cegó todo, el Rubén Darío se iba consumiendo”, recordó Rivera.
Asimismo, Roberto Cruz socorrista de Comandos de Salvamento relató que las labores de rescate fueron arduas, dado que no eran muchos, tuvieron que solicitar el apoyo de bomberos de Guatemala para asistir ante la tragedia.
“Luego del temblor se nos avisó que un edificio había caído, pero también fueron los edificios que estaban al contorno del Centro Histórico, pero el edificio del Rubén Darío fue el más afectado; era un edificio de cinco plantas y que cayera como si fuera un edificio de galleta, fue impactante”, expresó Cruz.
Protección Civil Municipal de San Salvador ejecutó ayer un simulacro ante eventos sísmicos con el propósito de preparar a los equipos de socorro y a las personas de la manera de responder a fin de evitar mayores incidentes, como el ocurrido hace 37 años.