Los habitantes de las colonias Valle Verde y Popotlán de Apopa, Bosques de Prusia de Soyapango, la comunidad San José del Pino de Santa Tecla, y el mismo Centro de San Salvador, han sido catalogadas como “zonas rojas” por su alto índice de violencia y presencia de pandillas; sin embargo, a un año de la implementación del régimen de excepción, afirmaron que en la actualidad estos grupos ilegales “no se ven”, y si los hay, están escondidos o han migrado a otras zonas.

“Ahorita ya no hay ninguna de esas personas, ya no se ven, y, si es que hay, pues, nunca salen, estarán escondidas o se habrán ido a vivir a otras zonas, pero de esos muchachos ya no se ven”, afirmó una habitante de la colonia Valle Verde 1 de Apopa, en el norte de San Salvador.

Añadió que antes del régimen era parte de la cotidianidad verlos rondando sus viviendas o que en la entrada de cada pasaje estuvieran “posteando”, sin embargo, ahora han sido capturados. En la colonia Valle Verde, según sus mismos habitantes, estaba dominada por la pandilla Barrio 18.

“Teníamos que entrar con las luces del carro apagadas, vidrios bajos, que si nos venía a visitar un familiar o amigos, teníamos que salir a encontrar, que pedían el documento de identidad, hoy nadita de eso existe”, afirmó otra habitante de la misma colonia.

Así mismo, habitantes de Bosques de Prusia, en Soyapango, afirmaron la desaparición de pandilleros ante sus ojos, ellos ahora pueden salir a cualquier hora del día, y permanecer a altas horas de la noche en la calle sin ningún temor.

Niños jugando un partido de fútbol en la comunidad  de San José del Pino, de Santa Tecla. DEM-Émerson Del Cid
Niños jugando un partido de fútbol en la comunidad de San José del Pino, de Santa Tecla. DEM-Émerson Del Cid


Los niños ahora pueden jugar tranquilamente en la cancha y no les pasa nada, no están vigilados como antes lo estaban, esto no se podía hacer”.

Habitante de San José El Pino, Santa Tecla.


“Ha cambiado, uno se alegra por sus hijos, pueden andar con más libertad, y que si esto es por régimen, pues entonces yo digo que se mantenga para toda la vida”, afirmó una señora que solo prefirió identificarse como González.

Similar opinión es la de personas que trabajan en la colonia Popotlán, una zona que estaba, según las autoridades, controlada por la Mara Salvatrucha (MS-13), pero que los pocos habitantes que estaban en las calles y fueron consultados afirman que ya no hay presencia de los “muchachos” en esa zona.

Explicaron que pueden transitar entre las colonias anexas, como la Valle Verde, sin ningún temor a ser cuestionados por pandilleros, por ser de zona “contraria”.

En la comunidad San José del Pino, una de las primeras donde se implantó un cerco militar al inicio del régimen, sus habitantes dicen que sirvió, porque en la actualidad no hay presencia de pandilleros, y que ahora pueden salir y entrar a cualquier hora del día.

“Los niños ahora pueden jugar tranquilamente en la cancha y no les pasa nada, no están vigilados como antes lo estaban, esto no se podía hacer”, afirmó una habitante que mira un partido de fútbol de niños entre los siete a 12 años, en el parque de la comunidad.

La versión de los habitantes de la aparente desaparición de las pandillas de sus zonas es confirmada por vendedores informales, al afirmar que las personas que antes “los paraban o registraban” ahora ya no están.

Cifras Seguridad
Cifras Seguridad



Los jóvenes en Popotlán de Apopa aseguran sentirse más seguros, pero temen a la Policía. DEM-Émerson DEl CID
Los jóvenes en Popotlán de Apopa aseguran sentirse más seguros, pero temen a la Policía. DEM-Émerson DEl CID

Miedo

Aunque los habitantes de estas comunidades y colonias afirman que no hay pandilleros, antes de responder cualquier pregunta sobre ellos, ven hacia ambos lados para asegurarse de no ser observados y bajan la voz, como si se tratara de un secreto o corrieran peligro.

Las personas a quienes se entrevistó previo a dar su respuesta o valoración sobre el régimen de excepción, primero preguntaron para qué, si su nombre o fotografía aparecería en medios o redes sociales, y que preferían mantener el anonimato como condición para responder a las preguntas de Diario El Mundo.

“Uno nunca sabe”, “muchas personas que viven aquí uno no sabe si tienen familiares que seas de ellos”, fueron algunos de los comentarios que hacían pese a sus afirmaciones que ya no existen las pandillas o que han desaparecido.

Prueba del persistente miedo en las personas, son símbolos que utilizan las pandillas, por ejemplo, la casa número 18 de la colonia Valle Verde (dominada por la MS-13) aún no tiene esa identificación de números; según su propietario, Felíx Díaz, antes del régimen tenía prohibido colocarlo en su fachada, ahora afirmó que “se supone que ya lo puedo poner”, sin embargo, no lo hecho porque “vale más prevenir”.

Los comerciantes dicen antes pagaban hasta $60 en extorsión a las pandillas. DEM-Émerson Del Cid
Los comerciantes dicen antes pagaban hasta $60 en extorsión a las pandillas. DEM-Émerson Del Cid

El acoso es policial

Por otro lado, el temor a ser perseguidos por las pandillas ahora se ha transformado en ser detenido por la Policía, según los vecinos de estos lugares. “Existe estigmatización, porque antes si es que eran los pandilleros, ahora son los policías y militares que nos golpean, nos acosan y nos registran, solo porque vivimos aquí”, aseguró Rocío García, habitante de la comunidad San José del Pino.

Afirmó que el miedo se ha trasladado a un “50/50”, es decir, por una parte a los pandilleros, por si quedan y, la otra, a los agentes de seguridad, que valiéndose del régimen buscan intimidar, y realizar capturas de personas por su estilo de moda, que ella calificó como “injustas”.

Misma opinión fue la de los vendedores del Mercado Central, en el centro de San Salvador, que afirmando que “ya no se ven” pandilleros en las calles y puestos, mantienen miedo a los policías. Una vendedora consultada, previo al desalojo de la Alcaldía de San Salvador, dijo que antes no podían llevar a sus hijos a vender porque debían pedir permiso a los mareros de la zona, ahora no los pueden llevar porque la policía piensa que son mareros por estar en los puestos de venta.

Antes eran los pandilleros, ahora son los policías y militares que nos golpean, nos acosan y nos registran, solo porque vivimos aquí”.

Rocío García, habitante de San José El Pino, Santa Tecla.


Teníamos que entrar con las luces del carro apagadas, vidrios bajos. que si nos venía a visitar un familiar o amigos, teníamos que salir a encontrar, que pedían el documento de identidad, hoy nadita de eso existe”.

Habitante de Valle Verde 1, en Apopa.


A un año de la entrada en vigencia del régimen de excepción, un 27 de marzo del 2022, todos las personas consultadas en las zonas visitadas por Diario El Mundo afirmaron que “si es que hay (pandilleros), ahora se la piensan dos veces”, y que según su percepción tanto en el territorio, así como lo comunicado por las autoridades “ya se están acabando ese tipo de personas”.

La suspensión de garantías constitucionales inició la madrugada del 27 de marzo, luego que El Salvador registrara un fin de semana con más de 80 homicidios.

Desde entonces, las autoridades iniciaron capturas masivas bajo el argumento de pertenecer a las pandillas, hasta hoy, reformas penales han logrado aumentar las penas para quienes se les compruebe la pertenencia a grupos pandilleriles, pero los procesos penales tienen reserva y no es posible revisar de qué manera la Fiscalía General de la República (FGR) comprueba el nexo con la agrupación ilegal.
  • ¿Hay presencia policial y militar?
  • De los cinco lugares visitados en las últimas tres semanas, en el reporteo de estas notas, en la colonia Bosques de Prusia se observó presencia militar, debido a que establecieron una base en la casa comunal; por otro lado, en la colonia Valle Verde 1, de Apopa, también se observaron patrullas militares, y un puesto policial, misma situación en San José del Pino, en Santa Tecla. Sin embargo en Popotlán y en el Mercado Central no se vió presencia de la autoridad.