Los salvadoreños acudieron de manera masiva para vivir en pleno corazón capitalino la tradición católica más grande del feriado agostino, como cada 5 de agosto y es una conmemoración de la transfiguración de Jesucristo en el Monte Tabor, según capítulo del evangelio de San Mateo.
Luego de la transfiguración de Jesús hubo un espectáculo de fuegos artificiales.
El evento se desarrolló en el marco de una dispositivo de seguridad en el que participó la Policía Nacional Civil, Protección Civil, organismos de socorro y otras entidades de la sociedad civil.