Un testigo con régimen de protección clave “Gabriel” dio ayer ante el Juzgado Octavo de Instrucción de San Salvador su declaración anticipada, donde a preguntas de la Fiscalía General de la República afirmó que fue el coronel Guillermo Alfredo Benavides Moreno, quien le dio la orden de ir a “liquidar” al sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría, al campus de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), el 16 de noviembre de 1989.

Según el testigo “Gabriel” la orden que recibió el coronel José Ricardo Espinoza Guerra, uno de los que estuvo a cargo del operativo dónde asesinaron a seis jesuitas y dos de sus colaboradoras, fue dada por Benavides, quien habría recibido una orden del Estado Mayor.

¿Cúal era la misión que había que cumplir?, preguntó el fiscal del caso, a lo que el testigo respondió: “Ir a liquidar a Ellacuría...ir a darle muerte”.

“El coronel Benavides (dijo)...que había recibido una orden del Estado Mayor y que había que cumplirla, que estamos en tiempo de guerra”, declaró el testigo con régimen de protección clave “Gabriel”.

Afirmó Benavides les dio la orden en las instalaciones de la Escuela Militar, de donde era director.
Añadió que en el momento que transmitió la orden estaban presentes el coronel Espinoza Guerra y la tropa, esta última a unos 25 metros de distancia. El testigo dijo que la orden Benavides la comunicó alrededor de la medianoche del 16 de noviembre de 1989.

Explicó que al momento que comunicaron la misión también estaba el teniente Yusshy René Mendoza Vallecillos, que llegó como parte de un acompañamiento, bajo el mandato de Benavides de supervisar que se cumpliera la orden.

“Salimos para las instalaciones de la UCA con el mismo dispositivo de cuando se hizo el registro...con los fusiles de equipo de cada uno, M-16, ametralladoras M-60”, detalló el testigo.

Dijo que en la misión también iba el soldado Mariano Amaya Grimaldi, a quien el mayor Carlos Camilo Hernández Barahona, le dio un fusil AK-47, para que lo usará “dentro de la universidad, para cometer el hecho que había sido ordenado...liquidar a Ellacuría”.

Cuando el fiscal del caso, le preguntó que qué hizo Grimaldi dentro de la universidad durante el operativo que duró aproximadamente dos horas, el testigo respondió: “No sé”.

“A mi me llamaron por radio, después que dispararon una luz de bengala, que era una señal de retirada...cuando salimos de la universidad y nos conducimos a la Escuela Militar...en el camino lo alcanzamos y me contó que había cumplido la misión...de liquidar a Ellacuría”, afirmó el testigo “Gabriel”.

Explicó que al mando del operativo iba el coronel Espinoza, este una vez le confirmó que había cumplido la misión, le comentó que “no se sentía bien, porque uno de los curas que se había muerto había sido profesor de él cuando él estudió”.

Contradicciones.

La defensa de los 14 acusados en el caso penal afirmó que el testigo se contradijo y no fue veraz en sus afirmaciones, ya que explican que el coronel Espinoza Guerra, así como el coronel Benavides han declarado que cuando se dio esa orden no estaba nadie más, por tanto constituye una contradicción.

Eduardo Cardoza, abogado defensor, dijo que fue él único que en su declaración menciona al expresidente Cristiani y a Rodolfo Parker, el primero por reunirse previo a la orden y el segundo por supuestamente ofrecer un millón de colones para que el testigo cambiara su versión de los hechos en aquel momento.

“Este testigo no fue veraz, y no sé cuál es la intención de Fiscalía”, dijo Cardoza.

El abogado Carlos Miranda, también dijo que ningún otro testigo ha mencionado a su cliente (Parker), por tanto, su declaración es contradictoria.

El dato

El 16 de noviembre de 1989, seis sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras fueron asesinadas en el interior de la Universidad Centroamericana, José Simeón Cañas.