La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) exhortó el fin de semana al conocimiento de la verdad sobre asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos mujeres cometido por efectivos del ejército hace 33 años e hizo un llamado a la población a no ignorar el mal actual.

“La verdad es un derecho del pueblo de saber quiénes fueron los que cometieron estos atroces crímenes (de los sacerdotes y las mujeres) y por qué los cometieron para que no se vuelvan a repetir”, declaró el sábado a la AFP el rector de la UCA, Andreu Oliva.

En el mensaje principal de la misa por los mártires de la UCA, Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero, exhortó a abandonar la indiferencia y una actitud pasiva, adoptando una actitud positiva y una “práctica diferente” al mal.

“No solo los mártires son profetas, todos hemos recibido el espíritu de profecía para enfrentar la vida cristianamente... No podemos fingir que no vemos las obras del mal, ni desentendernos de la realidad para no tener problemas”, sostuvo.

“Si los poderosos negocian entre ellos para explotar y oprimir, sordos al clamor de la gente común y los pobres, demostrémosle que otra manera de organizar la vida común es posible y necesaria, una vida donde prevalezca el respeto al otro en su diferencia, la escucha atenta del clamor de las víctimas del poder y la ambición, la comprensión y el entendimiento”, fueron las palabras del mensaje de la misa.

El sacerdote advirtió que “el dinero y la violencia institucionalizada” solo deja “ruina, desolación y muerte”.

Procesión de farolitos.

Con velas o flores en sus manos y con pancartas con los rostros de los sacerdotes asesinados, la procesión recorrió las calles del campus de la UCA.

“Los sacerdotes asesinados fueron personas buenas que lucharon por los pobres, por eso los recordamos y pedimos justicia”, comentó a la AFP Domitila Cruz, de 67 años, que llegó desde la comunidad rural del Bajo Lempa, Usulután.

La madrugada del 16 de noviembre de 1989, en medio de una ofensiva guerrillera sobre San Salvador, efectivos del ahora proscrito batallón Atlacatl cometieron el múltiple crimen en el campus de la UCA.

Las víctimas fueron el hispano-salvadoreño Ignacio Ellacuría (rector de la UCA), los españoles Ignacio Martín Baró (vicerrector), Segundo Montes, Amando López y Juan Ramón Moreno, además de los salvadoreños Joaquín López, Elba Ramos y su hija Celina.

En septiembre de 1991, un tribunal juzgó a nueve militares por la autoría material. Solo el coronel Guillermo Alfredo Benavides fue declarado culpable y el teniente Yusshy René Mendoza fue responsabilizado de la muerte de la menor Celina.