“Desde hace 12 años que estoy en el mercado (Central) creando ropa de todo tipo, pero lo que más pasó haciendo son los trajes típicos, todo el año viene gente a encargarme trajecitos, ya sea para llevar uno o al mayoreo”, indicó Lizeth, quien confecciona al gusto del cliente.
La modista expresó que la confección de piezas típicas es uno de sus pedidos favoritos, debido a que puede jugar con los colores, los materiales y dejar volar su imaginación.
“Me encanta coser, puedo pasar horas y horas creando vestuarios y más si son trajes típicos, eso se convierte en mi hobby porque cuando me pongo hacer estas prendas, puedo utilizar varios colores, mi creatividad”, manifestó la costurera.
Los trajes típicos de El Salvador son aquellos que forman parte de la identidad y cultura salvadoreña y su utilización puede ser para el uso diario o eventos especiales, siendo un atractivo visual en las festividades patrias.
Las piezas que producen a diario y semanalmente en el lugar son incontables, pero Lizeth aseguró que solo en los días previos al 15 de septiembre, cuando miles de personas salen a las calles con su vestuario cívico, elabora más de 300 conjuntos y actualmente son alrededor de 30 personas por día que buscan adquirir uno de sus diseños. Los precios de los vestuarios rondan entre los $15 y $40 por unidad, dependiendo de las tallas, estilo y el material a utilizar.
“Los trajecitos típicos los inicio desde junio y llega hasta diciembre porque en los meses de junio, julio, agosto y septiembre para lo que es la Independencia y desde antes que inicie este mes, tengo mi clientela que ”, detalló la modista.
No obstante, Lizeth resaltó que la elaboración de trajes continúan por el resto del año debido a las fiestas como las que se llevan a cabo en la Ceiba de Guadalupe, en Antiguo Cuscatlán, donde cientos de personas hacen uso de vestidos típicos en conmemoración a la Virgen de Guadalupe.
El amor a la costura
Lizeth expresó que desde joven ha sido una amante de la creación de prendas y recordó como a sus 17 años entró en el mundo de la confección; desde entonces se ha encargado de la creación de ropa casual, uniformes, así como trajes típicos y vestidos de novia.“Desde que tenía 17 años empecé a estudiar sobre costura en un centro de formación, donde empecé con lo básico como hacer camisetas, cubrecamas y luego entre a una academia de diseño y por último estuve en una academia más avanzada”, expuso.
Lizeth aseveró que es una lástima que los jóvenes consideren que dicha profesión es un trabajo para adultos y de perderse en interés, dicha profesión podría desaparecer.
“Es importante que los jóvenes entiendan que solo los adultos se deben dedicar a la costura, pero los jóvenes también deben tener interés en ello, porque sino, los costureros de un momento a otro desapareceremos”, argumentó la sastre.