Con solo 22 años y muchas ganas de superarse, William Estrada emprendió un camino desde su natal Aguilares y dejó la calidez de su tierra para un lejano destino: la fría Ucrania, donde sigue viviendo 45 años después.

Ahí hizo su vida. Su carrera como ingeniero electricista, tuvo una hija y hoy vive con su pareja con la que tenía muchos planes hasta que llegó la invasión rusa.

Vive al sur de Ucrania, a orillas del río Dniéper, a unos 800 kilómetros de Kiev y menos de 10 kilómetros de la planta nuclear Zaporiyia, la más grande de Europa y que hace unos días los invasores rusos atacaron y provocaron un incendio que los bomberos ucranianos lograron apagar y evitar así un desastre.

Ahora dice que la guerra “antes que todo, se siente en la salud porque todo el tiempo, todos los días suena la sirena de alerta de bombardeos”.

Diario El Mundo logró entrevistarlo a través de una videollamada.

“No he vuelto a El Salvador desde 1977”, dice con nostalgia.

Durante muchos años, viajó a Italia y otros países europeos para renovar su pasaporte, pero luego lo dejó vencer y desde entonces vive sin salir de Ucrania.

“En el tiempo de la guerra salvadoreña, yo siempre andaba tratando de apoyar la lucha de El Salvador en esos países de Europa para recaudar fondos y todo eso”, cuenta.

“Lo único que yo podía hacer para El Salvador: que conocieran la cultura, la forma de pensar y así fue lo que anduve haciendo yo. Tenía mis exposiciones de fotografía y lo mostraba a la gente”, explica. Luego se fue quedando en el país europeo. Se casó, se divorció, tuvo una hija que es su orgullo, estudió Economía y jurisprudencia.

“Después, mi hija participó en un concurso en la embajada de Italia, recibió una beca porque las notas eran buenas y se fue a Italia a hacer posgrado por dos años y allá consiguió trabajo y gracias a Dios está allá”, relata.

Habla ruso como nativo, no habla ucraniano, pero se siente absolutamente afín a Ucrania, cree que ese pueblo no será doblegado por los rusos a los que ve como “invasores” y describe al presidente ruso Vladimir Putin como a “un tipo que no respeta a nadie”.

“Yo creo que la enemistad (con los rusos) es a muerte, aquí nunca se van a doblegar, aquí no van a haber esclavos y por eso que la gente sale a las calles y dice: esto es Ucrania, esta es nuestra patria, váyanse. A ellos les dicen que les van a disparar, pero esa gente no tiene miedo, en algunas regiones sí les habrán disparado, pero esa gente sigue saliendo. Yo no sé si algún día doblegarán a esta gente, pero yo no creo”, dice Estrada.

“La gente está decidida a morir por su libertad”, agrega.

Yo creo que la enemistad es a muerte, aquí nunca se van a doblegar, aquí no van a haber esclavos y por eso que la gente sale a las calles y dice: esto es Ucrania, esta es nuestra patria, váyanse”.

“Todos los días suena la sirena”.

La vida apacible que tenía William y su pareja ha cambiado de la noche a la mañana desde que los invasores rusos llegaron a Ucrania.

“El 24 de febrero, a las cinco de la mañana, nos despertamos porque hubo explosiones”, dice Estrada.

Desde entonces “todos los días suena la sirena y las sirenas suenan por todo el país cuando hay aviones o van esas bombas reactivas”.

“Entonces, tenemos cinco a diez minutos para buscar refugio y cuando están cerca siguen sonando más fuerte. Al principio la gente se escondía, hoy ya es más tranquilo y por eso es que tal vez esté muriendo mucha gente en la ciudad que están siendo bombardeadas”, explica.

Sobre los rusos, el salvadoreño dice que “nosotros sabíamos que la gente que viene aquí a invadir que les valió un comino todo, están preparados para cualquier cosa y han llegado a morir, a matar e inmediatamente nosotros lo supimos”.

William Estrada Flamenco
William Estrada Flamenco

Para Estrada, los rusos, son “bárbaros”.

“La gente del norte, los que están invadiendo, siempre decían que somos hermanos, que esto, que lo otro, que decían que son dos nacionalidades parecidas, iguales, somos lo mismo, pero no. La gente de aquí se diferencia mucho, la gente de aquí es más civilizada y europeizada, además de muy trabajadora”, describe Estrada.

Las tropas rusas están alrededor de donde vive Estrada: “Están a unos siete kilómetros, pero ellos están dirigiendo todas sus fuerzas a la capital de esta región, a Dnipro”, explica.

El salvadoreño conoce Ucrania y Rusia bastante bien y compara: “Las casas aquí se ven limpias, los jardines con flores, cuando llega la primavera la gente salen a limpiar, a sembrar flores, a sembrar legumbres porque tenemos tres meses y medio para cosechar eso y se ve todas las casas pintadas. Yo estuve en Rusia, en la parte de Siberia y todo era más descuidado”.

“Creían que los recibirían con flores”.

Estrada cree que la corrupción de Rusia hizo que Putin creyera que invadir Ucrania sería cosa fácil.
“Parece que a Putin lo engañaron porque fueron decenas de miles de millones metidos en este ataque, la mayoría fue robado porque los soldados vienen sin gasolina, vienen sin la ropa que utilizan, la comida que les dan es vencida, hay camiones llenos donde la comida está vencida desde el año 2015, los tanques son viejos”, dice el salvadoreño.

“Parece que a Putin lo desinformaron. Le dijeron que la gente iba a recibir a ‘los libertadores’ con flores, pero es que el pueblo había cambiado por el hecho de que Rusia tantas cosas sucias ha dicho de este pueblo, de que aquí todos son fascistas, criminales, que utilizan drogas y que hay que matarlos, en todos los medios de Rusia dicen eso”, agrega.

El resultado ha sido que “hay cuerpos carbonizados -de soldados rusos- tirados en calles que hasta los perros se los estaban comiendo y aquí la gente le decía a Rusia: lléveselos, por favor, hacemos el corredor para recoger a los muertos”.

Pero la propaganda oficial rusa “dice que aquí no hubo ninguna baja”.

Ver a niñas, hombres y mujeres que se tiran delante de un tanque en el asfalto para que ellos no pasen, cuando se ve a toda esa gente con las manos deteniendo. Los rusos después dijeron que no, que aquí no los estaban recibiendo con flores”.

“Esta gente quiere ser libre”.

Para Estrada, lo que sucede es que “esta gente (los ucranianos) tiene un deseo de ser libre”
Estrada explica que una de las grandes diferencias entre Ucrania y Rusia es que “aquí hay democracia, no es como en Rusia”.

Admiración por Zelenski.

Estrada expresa admiración por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

“Zelenski ahora es un héroe a nivel mundial. Zelenski lo apoya todo el mundo, hasta los que eran sus enemigos”, dice Estrada.

El salvadoreño explica que el mandatario ucraniano llegó al poder con el 70 % de los votos.
“Zelenski llegó al poder con un proyecto llamado La gran construcción, o sea que él dijo que iba a hacer de Ucrania un ejemplo”, cuenta Estrada.

Su gobierno empezó a construir calles, aeropuertos, puentes, escuelas, hospitales, “inclusive en esta ciudad construyeron un hospital de niños regional grande, inclusive piscinas y estaciones, todo eso está construyendo. Cosas que no hacían los gobiernos anteriores”, dice.

Pero Estrada reconoce que las consecuencias de la guerra son devastadoras.

“Las fuerzas que están metiendo los rusos son muy superiores; además, están utilizando la aviación porque hoy las ciudades que están rodeadas, están poniendo resistencia horrible, no se dejan vencer.

Lo que están haciendo hoy es exterminando todo porque hay muchos hospitales de maternidad, hospitales de niñas que han sido bombardeados”, dice con dolor.

William Estrada Flamenco
William Estrada Flamenco

El susto del incendio en la central nuclear.

Uno de los momentos de mayor tensión que le ha tocado vivir a Estrada desde que inició el conflicto en Ucrania fue cuando los rusos atacaron la central nuclear de Zaporiyia. Hubo un incendio que afortunadamente logró controlarse, pero los habitantes de los pueblos vecinos temían lo peor.

“Cuando sucedió eso en la planta nuclear, tú sabes ya de que no tienes salvación, de que las pastillas de yodo no te ayudarán más”, explica.

Las pastillas de yodo se entregan para reducir el daño de la radiación en el cuerpo después de un accidente nuclear.

“Pero no alcanzas tú a separarte los 30 kilómetros que se exigen de sanidad y de radiación, porque tú no sabes hacia donde es la dirección del viento. Puedes escaparte, pero de una catástrofe así no”, reconoce Estrada.

“Gracias a la suerte no dieron mucho peligro porque nada más apareció un incendio y lograron apagarlo, no rápido porque las fuerzas invasoras no permitían a los bomberos entrar. A los rusos les explicaban, en parlantes, lo que está sucediendo y que todo el mundo va a pagar eso, finalmente entendieron”, relata.

Tras el incendio, las autoridades ucranianas inmediatamente empezaron a entregar pastillas de yodo, “pero ahora está más tranquilo porque, al fin y al cabo, los militares recibieron órdenes de que se tranquilizaran”.

“Nosotros estamos aquí al lado y sabemos de esto porque cuando sucedió la explosión en Chernóbil yo estaba en Kiev, fuimos a la manifestación del 1 de mayo y los soviéticos estaban tratando de cubrirlo hasta que todo el mundo con sus satélites empezó a ver que había una mancha hasta Suecia, Italia, Polonia. Entonces, Gorbachov estaba armando una comisión y así fue que se dieron cuenta y aceptaron que había sido una explosión”, recuerda.

Yo a El Salvador lo llevo en mis venas, en mi corazón y mucha gente me conoce y sabe de dónde soy. Me sentí avergonzado fue cuando El Salvador en las Naciones Unidas apoyó con su voto de abstención a Putin”.

Avergonzado por el voto en la ONU.

A pesar de sus 45 años alejado de El Salvador, Estrada siempre se siente identificado con su origen: “aquí todos saben que soy salvadoreño”, dice.

El día de la entrevista se puso una camiseta con el escudo salvadoreño que nos mostró durante la video conferencia.

“Yo a El Salvador lo llevo en mis venas, en mi corazón y mucha gente me conoce y sabe de dónde soy”, dice Estrada, quien aún tiene dos hermanos viviendo en el país.

Pero luego explica: “La primera vez que me sentí avergonzado fue cuando El Salvador perdió ante Hungría en el Mundial 10-1, pero aquí había poca gente que me conocía. Mis amigos que me conocían, entre ellos extranjeros, se burlaban y todo eso, pero en broma”, recuerda.

“La segunda vez que me sentí avergonzado fue cuando El Salvador en las Naciones Unidas apoyó con su voto de abstención a Putin, hoy sí porque la gente sabe que soy salvadoreño, yo siento esa pena, me siento avergonzado por lo que ha hecho Bukele”, agrega y trata de encontrar una explicación.

Para El Salvador, Estrada lo único que desea es “que se desarrollen, que estudien y les deseo paz y no más guerra. “Luchen por su futuro, pero no más guerra”.

El perfil

William Estrada Flamenco, salvadoreño

Nació y creció en Aguilares, San Salvador. A los 22 años, partió a Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, donde estudió abastecimiento eléctrico.

Ha trabajado en una planta de alineaciones férreas, de las más grandes del mundo.

Tiene una hija nacida en Ucrania de un primer matrimonio.
19
Días
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, que ha dejado miles de muertos.
100
Mil millones
En daños materiales le había causado la invasión rusa a Ucrania hasta la semana pasada.