Opinion
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La bandera de El Salvador ondeó en la cima del monte Everest por primera vez, de la mano de Alfa Karina Valle Arrué, una compatriota que nos ha llenado de orgullo y mucha alegría. Abajo quedaron los 8 mil 849 metros y arriba el pundonor de una mujer que en su equipaje llevaba a cuestas a casi 10 millones de salvadoreños distribuidos en el mundo.

Ni lo inhóspito de la montaña más alta del mundo, caracterizada por el intenso frío, la nieve, los riscos y los fuertes vientos, pudieron impedir que esta valiente mujer de 46 años de edad nos representara con dignidad y diera su más loable esfuerzo para llegar a la cima del cielo. Un sacrificio que se agradece profundamente y que merece más que un reconocimiento convencional de los políticos. Alfa Karina merece el aplauso, la admiración y la gratitud sempiterna de un pueblo entero ansioso de héroes y heroínas.Desde luego una compensación económica, por parte de las entidades correspondientes, es casi obligatoria, aunque haya subido al podio de la historia nacional.

Quedará para la historia que a las 10:00 de la noche del miércoles pasado (6:40 de la mañana del jueves, hora de Nepal) una salvadoreña coronó el sueño de muchos. Fueron más de un mes de preparación y cinco de tenacidadescalando los que esta mujer tardó para lograr la hazaña de estar lo más cerca posible de las estrellas, sin suponer que al lograrlo ella misma pasaba a ser una estrella.

Todo esfuerzo cuando se hace con dignidad, con esmero, buena voluntad, ahínco, estoicismo, preparación y respeto (por la naturaleza) trae su recompensa y así fue para Alfa Karina, quien en mayo de 2021 estuvo a punto de alcanzar la cima, llegando a los 8 mil metros de altura, pero tuvo que desistir por el mal tiempo que alcanzó una temperatura de 60 grados bajo cero y vientos de hasta 60 kilómetros por hora. La promesa de volver se hizo latente y esta vez, confiando en sus capacidades y con la fe puesta en Dios lo logró. Así son los mejores del mundo. Insistentes cuando de triunfar se trata porque la gloria es parte de su deber ser. Mi papá decíaque los campeones son geniales, sorprendentes y a veces incomprendidos por los simples mortales.

Lo de Alfa es fantástico y asombroso. Nunca un nombre femenino ha sido tan idóneo para una mujer salvadoreña convertida en líder y pionera, ejemplo imitable de actuales y nuevas generaciones. Una mujer que a fuerza de garra y afanes se abrió camino entre cientos de montañas (más de 700) escaladas en todo el mundo. Su madre Raquel Arrúe de Valle, su padre Héctor Valle, sus tres hijos, sus hermanos y quienes la quieren, tienen motivos más que suficientes para ufanarse de su Alfa, que al revestirse de gloria pasa a ser la Alfa de todos los salvadoreños.

Más que temple y decisión se necesita creer en Dios y en uno mismo y no desmayar nunca. Para Alfa Karina no fue fácil. Se la pasó cinco años tocando puerta en busca de ayuda (patrocinios) llegando incluso a hipotecar su casa el año pasado para emprender el anhelo que el mal clima frustró. Finalmente el Instituto Nacional de los Deportes (INDES) aportó lo suyo y esta vez las adversas condiciones climáticas quedaron en añicos ante la pujanza de una de las mejores hijas de El Salvador.

Alfa Karina es una gran madre de familia y una mujer profesionalmente muy preparada y amante del arte. Es una abogada y notaria (con tres maestrías: Derecho Constitucional, Derecho Local y Derechos Humanos) que ha hecho teatro y ha practicado un sinfín de deportes destacando en todos. Es una de esas mujeres completas quereto tras reto rompen paradigmas e imponen condiciones porque siempre van con la frente en alto sin importar los obstáculos que la vida misma ofrece, Querer es poder y nuestra heroína quiso y pudo.

Ojalá que otros hombres y mujeres logren la hazaña de Alfa Karina, quien es parte del selecto grupo de atletas que han entrado a los anales históricos como antes lo hicieron Jorge “mágico” González, Carlos “famoso” Hernández, Jorge Jiménez, Yury Rodríguez, Cristina López y nuestra Selecta Playera. Sus nombres están escritos con letras doradas en la historia nacional y ahora se les suma el de Alfa Karina Valle Arrúe, la primera salvadoreña en llegar a la cima del monte Everest. Esto último se escribe y lee fácil, pero conlleva riesgo, sacrificio, tesón, visión, requiere amor por la familia y por la patria.

Felicidades Alfa Karina, que la historia de reconozca siempre como una gran mujer salvadoreña al igual que Prudencia Ayala, María Isabel Rodríguez, Claudia Lars, Matilde Elena López, Paula Heredia, Cristina López, Isabel Dada y tantas otras que con su trascendencia han sabido pintar de orgullo nuestro pabellón nacional. Gracias Alfa Karina, tu premio es la gloria nacional.