Este pobre país que me ha acogido como uno más de sus hijos, no para de sufrir. He acuñado la frase de que acá estamos en los primeros lugares de lo malo y en los últimos lugares de lo bueno.

Desde que vivía en El Salvador, siempre he escuchado sobre la pobreza que parece ya marca país, pero con el tiempo se han agregado enquistado la delincuencia organizada de pandillas y narcotraficantes, con un repunte miserable de rapto de niñas y niños para venderlos como esclavos en el exterior.

El Gobierno actual está a pocos días de cumplir los cinco meses de estar dirigiendo el país, pero no saben por dónde comenzar. Sin duda hay una ruina moral y económica, y como no, si se ha sufrido 16 años de cleptonarcocracia: cuatro con Mel Zelaya, esposo y asesor de la presidenta Xiomara Castro, y que le abriera las puertas a las narcoavionetas del régimen chavistas, cuatro años de Porfirio Lobo Sosa que tiene un hijo condenado por narco en los Estados Unidos, y ocho años más con el expresidente que ahora está preso en Nueva York ya de todos conocidos.

Nos hizo surgir una leve luz de esperanza, incluso a aquellos que como yo teníamos serias dudas de la capacidad de ella y que llegara a ser un títere del exmandatario. Cosa que ha así ha sucedido.

Todo lo contrario de empezar a ascender hacia la luz, estamos hundiéndonos más. Sin duda hay problemas serios heredados, pero pareciera que ella ni sus ministros tienen idea de cómo salir del hoyo.

Por una parte, mandaron a los cuarteles a la Policía Militar del Orden Público, creada por el expresidente, y la delincuencia se desbordó. No hay ni siquiera gasolina para las radiopatrullas.

Pero como dije al principio: primeros en lo malo y últimos en lo bueno, no hace mucho el Banco Mundial nos volvió a situar como el país con el porcentaje más grande de pobres en toda la Latinoamerica hispanoparlante, con más del 70 %.

En los hospitales no hay medicinas, y ante el aumento de casos por covid-19 no se habla de reabrir los triajes que se cerraron.

Muchos proyectos de infraestructura que iban caminando han sido detenidos sin dar explicación. Las escuelas públicas que fueron abandonadas por el Gobierno pasado, siguen igual. No se ha escuchado ni visto la reparación de una tan sola, después de las tormentas de hace casi dos años. Se ha cometido un genocidio laboral, son decenas de miles los empleados que han sido cesados de sus puestos sin las prestaciones de ley. Los paros, las huelgas se han desatado, y para ponerle más dramatismo, resulta que el partido LIBRE, cuenta con unas turbas más o menos organizadas, llamadas “colectivos” que entran a oficinas públicas a amedrentar a la gente.

Los funcionarios y los diputados del partido pasan en entrevistas de radio y televisión, o metidos en sus redes, y le están dando más prioridad a la agenda oculta de Mel Zelaya, quien en verdad es el que gobierna, en la búsqueda de la revancha por el golpe sufrido hace 13 años.

En vez de aprobar decretos a favor de los pequeños y medianos agricultores, por ejemplo, emitieron una amnistía para sacar a los secuaces de los robos que hicieron en su Gobierno. Algunos activistas que habían quedado presos y condenados por actos de terrorismo, se vieron beneficiados, pero ha sido despreciable que hayan beneficiado quienes cometieron delitos contra el erario público.

En lo que a mí respecta, mi opinión es que simple y sencillamente están distraídos en recabar la mayor cantidad de dinero para llevar a cabo una campaña fuertísima promoviendo una nueva Constitución, la cual vendría a ser a imagen y semejanza de la de los países chavistas, y allí va la detestable reelección indefinida. Por eso no hay dinero por ningún lado y has desórdenes por todas partes, para después echarle la culpa al imperio, a los empresarios, a los medios de comunicación. Esa película ya la hemos visto.

Esto es una olla hirviendo a punto de estallar y, como siempre, los que nos quemamos somos los que estamos abajo.