Dia a dia, semana tras semana, cada año y por años las diferentes expresiones de violencia contra la mujer en El Salvador han estado y siguen presentes en toda la sociedad, no importando el nivel y estatus económico del agresor.

Algunos de estos casos llegan a ser tan llenos de odio, crueldad y máxima violencia que llegan a cubrir agenda mediática; si se logra la captura la atención de los medios finaliza con la audiencia inicial, y donde generalmente el imputado queda en detención provisional esperando la audiencia preliminar en seis meses, y será hasta entonces que algunos medios cubrirán la resolución, pero en la mente de la sociedad forma parte de un caso más, y que mediáticamente reciben nombres que relacionan el evento como “el caso tal”.

Este uno de los grandes problemas que refleja la violencia de nuestra sociedad y que nace en el corazón de la familia, por hombres que maltratan a sus esposas o compañeras de vida, hijas e hijos, hermanas, mamás, abuelas e incluso hasta mascotas.

Situaciones que se agravan en nuestro país con el consumo y abuso de alcohol y drogas. Muchas familias están resignadas a vivir con un alcohólico o dependiente de sustancias.

Todo escenario de violencia contra la mujer presenta las denominadas fases o ciclos del espiral del abuso que las podemos resumir en:

• Ciclo uno: se produce la tensión y enojo, estos momentos van en escalada, se destruye la comunicación, y la mujer se considera que es ella la responsable y de “calmar” la situación
• Ciclo dos: explosión o incidente, abuso verbal o emocional, enfado, acusaciones, discusiones con gritos, amenazas, intimidación, descarga incontrolable del enojo, existe mucha ira
• Ciclo tres: reconciliación o luna de miel, el abusador se disculpa, da escusas, le hace creer que todo es por culpa de ella, se muestra cariñoso, dejar de tomar y le brinda regalos, le dice “no puedo vivir sin ti”, se muestra encantador, la amenaza con que se va a matar si lo deja
• Ciclo cuatro: calma, no hay abuso en este momento. Y estará listo para una repetición del ciclo.

Las niñas, adolescentes y mujeres en El Salvador necesitan ayuda urgente. En nuestro país ya existe una ley especial integral para una vida libre de violencia contra las mujeres, que necesita en mi opinión una derogatoria y una legislatura especial actualizada con la realidad de la presente década, y para la próxima. Considero que el reto pendiente del Estado salvadoreño es el poder educar, capacitar, orientar, para que se logren empoderar, para poder denunciar y desde la familia poder trabajar en la identidad y educación de las niñas, para que los colegios y escuelas puedan ser un refuerzo en formación. En las colonias, barrios, cantones, caseríos, residenciales se necesita la organización comunitaria para que la FGR y PNC puedan tener conocimiento de situaciones de violencia intrafamiliar de manera inmediata, no continuar con el silencio y la indiferencia.

El aspecto cultural y religioso no está fuera de esta problemática de violencia contra la mujer, ya que las Iglesias debe de existir un grado de conciencia que muchas mujeres acuden a consejería a buscar ayuda, y se convierten en muchos casos en los primeros y únicos en conocer de estas expresiones de violencia, y el “consejero” (sacerdote, pastor o líder de matrimonio) le recomienda que resista, que no lo puede dejar, que su casamiento es para toda la vida, que el amor todo lo soporta, que se examine por que ha de ser culpa de ella, que lo comprenda, que no denuncie por lo que el mismo consejero la esta re victimizando.

El Estado salvadoreño debe de generar las políticas y protocolos para proteger a la mujer y garantizar redes de apoyo en prevención, tratamiento y restauración para que la FGR, PNC, PGR, IML, puedan aplicar la ley y programas de asistencia.