Es importante recalcar que el estudio hace que el destino de muchos seres humanos cambie. El caso de Edwin Alexander Tepas Hernández, de 26 años de edad, es para tomarlo de ejemplo. Todo inició cuando Alex dejó de estudiar contabilidad en el Liceo Cristiano por diferentes motivos. Le faltaba un año para poder graduarse de bachiller general. Luego, empezó a lustrar zapatos. Le faltaba un año para terminar el bachillerato, luego se incorporó a modalidad flexible para terminar el bachillerato. Estuvo a punto de dejar de estudiar; sin embargo, se preguntó: ¿Será que toda mi vida lustraré zapatos?

Ya graduado de bachiller, decidió estudiar la carrera de Derecho en la única universidad pública de El Salvador, Universidad de El Salvador, UES. Cuando realizó el examen de ingreso en la UES, de 50 puntos, sacó 37 puntos de nota. Luego, tuvo la segunda oportunidad de volver a realizar el examen para nuevo ingreso; sin embargo, declinó. Alex no se rindió; su sueño era ser abogado. Así fue como se inscribió en la Universidad Cristiana de las Asambleas de Dios, UCAD. Al principio pensaba estudiar Psicología; pero en esa universidad no tienen esa carrera.

Con sacrificios y un arduo trabajo, ha lustrado zapatos en el parque Libertad, San Salvador. Gracias a su coraje y empeño, ya lleva su quinto año de la licenciatura ende Ciencias Jurídicas. Alex, igual que miles de estudiantes, ha tenido la mayor dificultad, lo económico.

Lo más duro que le ha tocado vivir a Alex con respecto a su trabajo de lustrar zapatos son los desalojos en los portales del parque Libertad. Le ha tocado andar con su cajita corriendo de abajo para arriba; ya que, los del Cuerpo de Agentes Metropolitanos CAM lo persiguen. Una historia igual a la de muchos emprendedores o, como les dicen, vendedores ambulantes.

Lo bueno es que la historia de Alex es de una persona humilde. Sus luchas y triunfos se las dedica a su padre y madre, quienes también han vivido del sector informal. Cuenta, Alex, que su mamá vendía café con pan y que su padre también lustra zapatos. Todos sabemos que muchos hijos copian lo que el padre hace; por eso Alex decidió también hacer lo mismo. Una actividad que le ayudaría a salir adelante y poder culminar su carrera universitaria. La herencia de lustrar zapatos viene desde el abuelo, quien trabajó 55 años lustrando zapatos; su padre ya lleva 27 años y Alex, 8 años.

El joven comenta que no le gustó trabajar en una empresa, ya que, dice que uno es explotado y no anhelaba ganar el sueldo mínimo. No es fácil ser lustrador de zapatos; sin embargo, él sabe que gana un poquito más. El futuro abogado manifiesta que en el país no hay oportunidades, no hay apoyo para las personas que se ganan la vida en el comercio informal.

Alex, ¿cómo ha sido su vida en los ocho años que lleva lustrando zapatos? Me ha costado; nos ven de menos. A pesar de la extrema pobreza que podamos llevar, he luchado. De ser lustrador, estoy cumpliendo mis sueños, gracias a Dios. Antes era la carrera la que costaba, ahora es terminarla. En la pandemia dejé de trabajar y eso fue difícil para seguir costeándome la carrera. A pesar de los desalojos, he persistido y no me he rendido. No solo a mí me ha afectado lo que sucede en el Centro Histórico, hay muchos jóvenes que del sector informal están sacando sus estudios.

¿Qué consejos le puede dar a las personas que declinan luchar por sus sueños? Mi consejo que le puedo dar a las personas que declinan en seguir estudiando es que les echen ganas, que sigan adelante. Pues si yo, lustrando zapatos en el parque Libertad puedo, yo creo que todos podemos esforzarnos, podemos hacer un doble, triple o cuádruple esfuerzo por seguir adelante. Yo sueño algún día tener mi título en el campo de la abogacía. Deseo ser la primera persona graduada en mi familia. A pesar de todo lo que hemos sufrido y llorado a raíz de los desalojos, seguimos persistiendo en nuestro trabajo para llegar nuestra comida a nuestra casa, poder pagar nuestras deudas, poder ir sobreviviendo, no con riquezas sino con limitantes, pero gracias a Dios, ahí vamos.

Alex sueña con graduarse y sacar su notariado y aplicar a una maestría en derecho penal o en criminología. El joven, igual que muchos que estudian derecho, anhela trabajar en la Procuraduría General de la República, Fiscalía General de la República o en los Derechos Humanos. Lo notable de Alex es que anhela sacar de la pobreza a su familia. Con su carrera quiere dar ejemplo a sus primos y hermanos, que al esforzarse en la vida se obtienen los sueños planeados.

No le han importado las humillaciones que le hacen los del CAM; lo importante es tener esos doce dolaritos diarios. Alex siempre se encomienda a Dios para poder culminar sus días sin problemas. El futuro jurisconsulto; les da las gracias a sus padres porque siempre lo han alentado a seguir adelante. En sus ocho años, Alex logró interpretar, analizar qué es lo que quiere en la vida. No ha sido fácil, pero gracias a Dios no se ha rendido.

El futuro profesional exhortó aconsejando a la juventud: “La educación, para todos en general, es importante, la cual puede cambiar el futuro de nuestras vidas. Eso es algo fundamental, la educación, desde la niñez, la adolescencia, hasta cuando uno es joven y gradúa de la universidad. Con ello, uno puede ser parte de un cambio en la sociedad”.

• Fidel López Eguizábal es docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv