Es evidente que la agenda globalista 2030 continúa avanzando en el mundo, donde se quiere imponer a la fuerza la ideología de género, cuyo enfoque es que se aprueben leyes que atentan contra vida desde la concepción y desmantelen la familia formada por hombre y una mujer nacidos así, en otras palabras se pretende hacer ver como normal la aberraciones sexuales, es decir que se ha comenzado a circular en un camino enfermizo donde un ser humano se siente ser un animal, y un animal es tratado como un ser humano, incluso con más derechos.

El respeto por la vida y por los valores familiares, se ha perdido y la generación actual dicho sea de paso no está dispuesta a defenderlos, por temor a las represalias o ser tomados en cuenta como “discriminadores” dado que este el eslogan favorito que usan los del movimiento LGTB+, para descalificar a todos aquellos que nos oponemos a la instauración de estas perversidades. La verdad no sabemos hasta dónde llegara tanta maldad del ser humano, que pretende tergiversar los valores, llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno, en la que la vida de un animal se protege a toda costa mientras que la vida humana se puede desechar en cualquier clínica abortiva.

El Señor Jesucristo advirtió sobre estas perversidades en el evangelio de Lucas, 17:26-30. “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; más el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”
La sociedad del siglo XXI, ha llegado a los días de Noé y Lot, donde se quiere convencer que la maldad y lo perverso es lo bueno, y todo aquello que se opone a lo malo, es determinado como retrogrado y discriminador, lo mismo ocurría cuando Noé intentaba convencer a la humanidad que se arrepintieran de sus perversiones que constituían pecado delante de Dios, en la que vivían libremente hombres con hombres y hacían todo tipo de orgías a pesar que Noé les predicó por un periodo de 120 años, para que se arrepintieran de sus pecados, aun así ninguno quiso obedecer por lo que fueron destruidos con el diluvio.

En la actualidad defender a nuestros hijos y oponernos a todas estas perversiones de la ideología de género, puede traer como consecuencias la persecución, pero no podemos permitir que el mal avance, estamos a tiempo de levantar la voz, tal como lo ha venido haciendo valientemente la Primera Ministra de Italia Giorgia Meloni, quien ha denunciado los abusos de la ideología de género, y recientemente en la Cumbre Demográfica que se celebra en Budapest dijo: que los “valores como la identidad nacional o la libertad religiosa están bajo una amenaza por el avance de la ideología de género”

También afirmó que Dios es lo principal y se debe defender a la familia, y todos aquellos elementos que constituyen nuestra civilización, y no debemos caer en la idea de que cualquiera que hable de estos aspectos es un retrógrado.

Volviendo a nuestro país y en base al momento coyuntural en la que andan en campaña electoral adelantada algunos candidatos a diputados, además de pedirles cuenta, bien se le puede exigir que se comprometan a no continuar aprobando leyes que vayan contra la familia y la vida. De lo contrario el pueblo no los apoyará porque seguimos siendo un país tradicional y cristiano.