Hace unas semanas pude ver la película Casta: el origen que nos divide, que es una adaptación del libro homónimo de Isabel Wilkerson. Su temática está basada en el racismo en Estados Unidos, el sistema de estratificación social y el sistema de castas; este último con actual y gran presencia en la India. No esta demás decir que la periodista Wilkerson ha sido ganadora del premio Pulitzer y que este libro ha sido uno de los más vendidos en los últimos cinco años. Con un excelente abordaje sobre lo que es la discriminación racial, la manera como se encuentra permeada en las distintas sociedades, nos lleva a ver un poco más de lo que se sufre y se acepta tácitamente en estas acciones ignominiosas.
Siempre me he preguntado qué fue lo que originalmente sentó las bases para que una élite constituida por personas con privilegios económicos, sociales y políticos, pudiera decidir sobre las vidas de otros menos favorecidos, menospreciando su dignidad humana. Causando daño y dolor en familias enteras, donde sus miembros fueron vistos y tratados como mercadería. Utilizados como fuerza de trabajo hasta desfallecer.
Dentro de las explicaciones que sustentan en específico la discriminación racial, podemos encontrar desde una maldición bíblica, que no existe en realidad como tal, pero en su momento seguramente consolaba de alguna manera a los comerciantes de esclavos, los que con su trabajo hacían producir sus tierras y mantener o ascender a un mejor estatus social. Luego, entre las demás razones está también laendogamia, que es para conservar pureza de linajefamiliar; sin embargo los demás motivos que pudieran amparar estos actos, siempre conducen a la deshumanización, estigma y terror. En otras palabras, la discriminación se encuentra enraizada en sesgos inconscientes a nivel de la cultura social lo que ha permitido su perpetuidad. Pero, al respecto de estas aseveraciones si volvemos la vista a la antropología, esta nos habla sobre la humanidad y su impulso natural de querer ser más, de un presente e inherente deseo que del cual el hombre nunca se vea liberado en el mundo.
De esta manera y comprendiendo un poco más allá de las acciones en si del hombre, es innegable que si existe bondad y benignidad en la contingencia de la vida, entonces existe la maldad. Siendo así, el hombre sabe de su poco tiempo en este mundo, por lo tanto, ese impulso a ser mejor, a obtener lo mejor para sí y los suyos puede tomar acciones que son maldad para otros; no es una justificación claro es, pero talvez la antropología desligándose de castigos y recompensas provenientes de la divinidad, solamente sitúa al ser humano en supervivencia en relación con el mundo mismo.
Es un hecho, que no entenderemos el porqué de todo lo que sucede alrededor de nosotros. No tenemos una respuesta ni la verdad absoluta para cada situación ya sea una tragedia o una bendición, según del lado que estemos y el sesgo que se encuentre definiendo en ese momento nuestras apreciaciones. .
En estas y otras circunstancias creo que la respuesta la seguimos buscamos todos, en silencio o a voces, y pienso que si la dualidad está latente en nosotros, así como la oscuridad y la luz, es nuestro deber ser más que seres de necesidades, costumbres y ambiciones. Poder discernir y encontrar la grandeza en nosotros mismos, es lo que nos hace verla en los demás, comprendiendo que hay algo otorgado con anterioridad que es el derecho a la vida junto con la libertad. Que por mucho o poco que hagamos en nuestro corto paso en esta tierra, siempre podemos dar y recibir desde el amor, sabedores de la finitud de nuestros días.