Tengo que aclarar que el verdadero título no es ese, pero como no me cabía, acá está el verdadero: “El ADN antidemocrático del político hondureño a lo largo de estos dos siglos que impide elegir una Corte Suprema de Justicia (CSJ) autónoma e independiente, con magistrados sin ninguna afiliación política”.
¿Ven? Demasiado largo, pero explicativo.

A manera de introducción: acá en El Salvador la Sala de lo Constitucional (SC) de los 4 Fantásticos, ahora parece la más honorable, inteligente e independiente, a pesar de cuánto y cuántos la detestaban, en comparación del actual tribunal de justicia constitucional. En Honduras nunca ha existido una SC así. Todas las CSJ han sido como la actual en El Salvador.

Aquella SC demostró que en el país podíamos llegar a alcanzar un nivel de separación de poderes como nunca antes en la vida democrática del país. ARENA y el FMLN, dos partidos tan opuestos e incompatibles como el agua y el aceite (al menos entonces), se vieron en choques constantes con esos juristas. Eso era un diploma de reconocimiento. Por cierto, nunca en nuestro país hemos tenido un Órgano Legislativo desvinculado del Ejecutivo. Siempre ha sido sumiso.

Volviendo a Honduras. En estas épocas, cada siete años, se eligen 15 magistrados a la CSJ. No han aprendido, como nosotros, que lo mejor es hacerlo por partes y no es que no entiendan las bondades, es que no le conviene a la clase política.

En la Constitución hondureña se agregó una Junta Nominadora (JN) de grandes notables exquisitos, impolutos e intocables para que realicen un proceso depurador previo para –en teoría– alejar las pezuñas estercoleras de los políticos del proceso de selección y escogencia (nominación), y que envíen una lista de 45 candidatos a las alcantarillas y albañales del Congreso Nacional. El problema que gallina que come huevo...

Un pensamiento suelto y aparte: es imposible ya, a estas alturas, esperar cosas dignas de nuestros políticos centroamericanos.

La gran Guatemala, inmensa en riqueza, emprendedurismo, cultura maya, vestigios arqueológicos, etcétera, ya vimos, gracias a la CICIG, cuán podrida es (y será “ad perpetuam”) la CSJ, de hecho, sus máximos representantes han estado involucrados, según la lista Engel, en redes delictivas que conforman prácticamente un crimen organizado.

En Nicaragua las diferentes CSJ han sido tan sumisas que no extraña mucho lo que ahora son bajo la bota del comandante Daniel Ortega. Solo recuerdo el “arresto domiciliar departamental” que le dieron al socio de Daniel Ortega, el gordito Arnoldo Alemán, a pesar de estar condenado a más de 10 años de prisión. Y acá en El Salvador ni hablemos (a excepción de los 4F).

En Honduras el bipartidismo centenario ha hecho un daño espantoso a este país riquísimo en recursos naturales. El Partido Liberal (cheles), de centro izquierda, que acaba de celebrar 132 años de creación, desde esta nueva era democrática iniciada con la Constitución de 1982, siempre ha dormido junto al Partido Nacional (cachurecos, 120 años de fundación). Lo más triste es que los antepasados del Partido Nacional tenían como entretenimiento cazar y matar cheles. ¡Indignante!

Durante estas décadas ambos partidos se repartían la CSJ: ochos magistrados (presidencia incluida) para el ganador del Ejecutivo y siete para el otro. ¡Asqueroso! Por naturaleza antidemocrática estos 40 años los tres poderes del Estado siempre han recaído en manos del partido ganador de las elecciones presidenciales. Está incrustado en el ADN.

Estos días se está negociando la elección de los nuevos magistrados que debieron entrar en funciones el 12 de este mes. No se han elegido porque el partido LIBRE del defenestrado José Manuel “Mel” Zelaya Rosales, que se suponía haría el cambio, quiere continuar con lo mismo. No importa la calidad de los magistrados, lo que importa es que sean leales a él.

El tal Mel, copresidente de facto, por medio de su esposa, la presidenta Iris Xiomara Castro Sarmiento, está pujando por sus aliados: abogados manchados de color político. Lo peor es que una de las postuladas de Mel fue administradora de los bienes del hijo de uno de los más grandes narcos de Latinoamérica, otro fue procesado por robo millonario al Banco Central de Honduras y otro es un borracho al que han embartolinado un par de veces por lo mismo, también con antecedentes de mala administración.
Esta región es un chiste.