En algún momento de mi vida los tonos fríos verdes y azules, melancólicos y sombríos, dominaban mis días. Los días oscuros y helados del invierno canadiense proponían una monotonía gris, que acentuaba mi tristeza y aislamiento. Pasaba los días somnoliento y sin energía, pero eso sí, el deseo por el azúcar se acentuaba. Dos inviernos tarde en realizar que mi humor de esos días estaba relacionado con el frio y la ausencia de sol. En este caso se trataba de un Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Es un tipo de depresión que ocurre en ciertas estaciones del año, generalmente en otoño e invierno, cuando hay menos luz solar. No es de extrañarse entonces, porque decidí vivir en el oriente de nuestro país, frente al mar. En esta región de nuestro país siempre hay sol, invierno y verano.

En mi familia Rosales la enfermedad mental es bastante prevalente. Y existe una tendencia persistente al aparecimiento de signos y síntomas depresivos. Las tonalidades y colores psicológicos en nuestra familia son amplios y diversos, y en algunos casos extremos, paralizantes. Conocer tus humores, como enunciaba Hipócrates, es crucial en este tipo de situaciones. En mi caso, cuando el humor de bilis negra me invade, yo sé que tengo que incrementar mis niveles de ejercicio para contrarrestarlo. Y eso, a través del tiempo me ha funcionado. Verdad o mentira, uno se alinea con lo que le funciona.

¿Como es que las nubes aun cuelgan sobre ti? Le pregunta Claudio a Hamlet, en una clara muestra del periodo de depresión que sufría dicho personaje de Shakespeare. La depresión, uno de los desórdenes psiquiátricos de magnitud epidémica en nuestros tiempos (afecta al 5% de los adultos en todo el mundo), es un trastorno complejo con múltiples causas que pueden variar de una persona a otra. Entre sus múltiples causas podemos encontrar factores biológicos (desequilibrio en neurotransmisores, genética, alteraciones hormonales), factores psicológicos (traumas pasados, patrones de pensamiento negativo, baja autoestima), factores ambientales (estrés crónico, falta de apoyo social, consumo de sustancias), factores médicos (enfermedades crónicas, efectos secundarios de medicamentos).

La depresión suele ser el resultado de una combinación de estos factores por ello las terapias más exitosas y sostenibles no suelen ser las terapias farmacéuticas. La depresión es mas frecuente en mujeres que en hombres. Se estima que el 6% de mujeres adultas y el 4% de los hombres adultos la padecen. Puede afectar a cualquier persona, pero es más común en jóvenes, ancianos y personas expuestas a situaciones de estrés, perdidas o abuso.

El impacto que tiene la depresión sobre la salud publica de países y del mundo es de una magnitud importante, es la cuarta causa de discapacidad a nivel mundial, medida en años de vida saludables perdidos. Sin embargo, muy a pesar de ser un problema de salud publica importante mas de la mitad de las personas con depresión no reciben tratamiento, cifra que puede llegar al 90% en países en vías de desarrollo. Por lo general, los tratamientos para la depresión se centran principalmente em dos grandes áreas: la psicoterapia y la medicación antidepresiva.

Cuando la intensidad de la depresión es profunda se llega a utilizar la terapia electroconvulsiva y la hospitalización. Estos tipos de tratamiento son en nuestro país inaccesibles para la mayoría de nuestra población, no solo por su costo sino por el limitado numero de profesionales expertos en esta área de la salud. Sin embargo, estudios recientes parecen apoyar lo que yo descubrí hace muchos años. Correr diariamente mejoraba mi estado de animo y mis niveles de energía.

Un meta-análisis publicado en el 2018 en el American Journalof Psychiatry, que incluyo 218 estudios y mas de 14 mil participantes encontró que el ejercicio físico es tan eficaz como la psicoterapia y los medicamentos antidepresivos para tratar la depresión. Otro estudio publicado en British Journal of SportsMedicine en el 2020, sugiere que el ejercicio debería ser una opción de tratamiento de primera línea contra la depresión. Mas recientemente un estudio publicado en JAMA Network Open reportó que las personas que caminan 7.000 o más pasos por día reducen 31 % el riesgo de depresión, aunque los beneficios sobre los síntomas depresivos ya se manifiestan a partir de los 5.000 pasos diarios.

¿Como es que las nubes aun cuelgan sobre ti? Siete mil o más pasos previenen tratamientos caros con psiquiatras o psicoterapeutas y no esperes que te lo cuenten en las consultas médicas.