Ante el grave accidente automovilístico ocurrido el pasado sábado en horas de la madrugada, que ya cobró una víctima fatal y otra se encuentra en estado crítico, teniendo como protagonista la imprudencia, la irresponsabilidad, el manejo temerario bajo los efectos del alcohol y quien sabe que otro tipo de estupefacientes o alucinógenos, vuelve a poner en la mesa de discusión el tema del fuero del que gozan los diputados. Si bien es cierto, tema debatible, el derecho a gozar de este privilegio es para blindarse de una posible persecución política, entre otros argumentos que se esgrimen para otorgar el fuero, lo cierto es que en casos como este accidente: “…El Diputado Magaña no respetó luz roja del semáforo, causó accidente y luego huyó. El legislador no respetó la normativa de tránsito, ocasionó un accidente con cuatro lesionados y una víctima mortal…” según un informe de la policía publicado en diferentes medios. El llamado, y muy cuestionado, “fuero”, se refiere al término legal de inmunidad parlamentaria. Pero no debemos confundirnos por la coyuntura, el “fuero” o inmunidad parlamentaria, debe regularse para que no sea una patente para delinquir, no debe desaparecer por las particularidades de los asuntos que investigan, no pueden quedar expuestos a la persecución o venganza política. El fuero, es también “palabra de honor” pero muchos desconocen el origen del término, siendo muy diferente su razón de ser, que el escudo de la complicidad de quienes buscan impunidad detrás de el fuero del que gozan.

La historia cuenta que para la caída de Querétaro, México, Siglo XVIII, quedó prisionero de los Juaristas el General don Severo del Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano. Fue condenado a muerte, y su custodia se encomendó al Coronel Carlos Fuero. La víspera de la ejecución dormía el Coronel Fuero, cuando su asistente lo despertó. El General Del Castillo, le dijo, deseaba hablar con él. Fuero acudió de inmediato a la celda  del condenado a muerte.

-- Carlos -- le dijo el General, -- perdona que te haya hecho despertar. Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida, y necesito que me hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por favor manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez.

-- Mi General-- respondió Fuero, --no creo que sea necesario que vengan esos señores.

-- ¿Cómo?

-- Deseo arreglar las cosas de mi alma y de mi familia, ¿y me dices que no es necesario que vengan el sacerdote y el notario?

-- En efecto, mi General -- No hay necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a arreglar sus asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese.

Cumpliendo su PALABRA DE HONOR volvía Don Severo para ser fusilado.

Ambos hicieron honor a su palabra. ¿Comprometemos nuestro honor simplemente con dar nuestra palabra en garantía?. Sería posible en la actualidad, que entre dos personas se pudiera establecer un compromiso irrefutable, con el simple hecho de dar y recibir la palabra de honor?. Tener “Fuero” es tener un privilegio, no un escudo de inmunidad para evadir responsabilidades ante la sociedad, que debe sustentarse en la palabra de honor.  Y se apoya en un juramento llamado “protesto”, que parece nuestros los políticos han olvidado y hecho a un lado para gozar de impunidad,  privilegios fuera de la ley y, en resumidas cuentas, PARA COMETER ABUSOS DE PODER SIN LÍMITES. También muchos de los que no son políticos olvidan lo que es tener PALABRA DE HONOR para eludir sus responsabilidades. Tengo la certeza que en tiempos pasados, también tuvo que haber vivido el sinvergüenza que perdió el honor al no haber cumplido su palabra.

¿Pero qué es el honor? Buscando en cualquier diccionario usted podrá encontrar la siguiente definición: “Actitud moral que impulsa a las personas a cumplir con sus deberes”.

Para mi entendimiento, es preciso indagar un poco más sobre el significado de esas cinco letras, que definitivamente involucran la esencia de toda la persona. El honor es el resultado de toda manifestación de consideración y estima expresada por un hombre a otro. Es el premio que resulta de ser grande de espíritu, generoso y de hacer el bien. En el mundo moderno identificamos el “ser honorable” con el “ser respetable. Todos deberíamos estar de frente a la ley de igual manera, que se acaben los privilegios de un fuero. Como nación no podemos seguir fomentando los vehículos para la impunidad y la corrupción.