El año 2030 fue establecido como una fecha en la que se esperaba ver avances significativos en la mejora del bienestar de la población mediante el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lamentablemente, a medida que nos acercamos a esa fecha, la realidad muestra brechas que no solo no se reducen, sino que aumentan.

El Banco Mundial ha publicado un informe reciente titulado “Falling Long-Term Growth Prospects: Trends, Expectations, and Policies” en el que se indica que para el año 2030, el límite de velocidad, es decir la tasa máxima a largo plazo de crecimiento sin provocar inflación caerá a su nivel más bajo en los últimos 30 años. Se espera que entre 2022 y 2030, el crecimiento potencial promedio del PIB mundial se reduzca en una tercera parte en comparación con la tasa de crecimiento de la primera década del siglo XXI, lo que equivale a una tasa de crecimiento de alrededor del 2.2%.

Esta situación es resultado del impacto de la pandemia de COVID-19, la invasión rusa a Ucrania y la crisis de inflación, pero también es el resultado de decisiones de políticas económicas tomadas por los gobiernos en todo el mundo. El informe ofrece una serie de recomendaciones para mejorar las perspectivas de crecimiento a largo plazo.

La primera recomendación es alinear los marcos monetario, fiscal y financiero, ya que estos marcos sólidos pueden atenuar los altibajos de los ciclos económicos. En el caso de El Salvador, esto es especialmente relevante ya que es una economía dolarizada y el manejo de la política fiscal, los ingresos, los gastos y la deuda son cruciales, así como un sistema financiero sólido. Lamentablemente, el manejo fiscal inadecuado ha provocado un aumento de los riesgos financieros, ya que el uso de la deuda interna se ha incrementado, lo que ha provocado una disminución de las reservas de liquidez y las reservas internacionales. Además, el país carece de un plan de gobierno y un marco fiscal a mediano plazo.

La segunda recomendación es aumentar la inversión en áreas como el transporte, la energía, la agricultura climáticamente inteligente, las manufacturas y los sistemas de gestión de la tierra y los recursos hídricos. Sin embargo, la realidad en El Salvador muestra un bajo porcentaje de ejecución de la inversión pública, siendo una de las variables de ajuste frente a la débil situación fiscal del país. Además, no hay una apuesta estratégica en las inversiones orientadas a mejorar la resiliencia climática, y el Ministerio de Medio Ambiente se ha convertido en un simple paso para la aprobación de licencias, sin importar los daños ambientales que se puedan causar en el país.

Otra recomendación es reducir los costos del comercio, asociados con el transporte, la logística y las regulaciones, y capitalizar los servicios, ya que el sector de servicios podría convertirse en el nuevo motor del crecimiento económico. Las exportaciones de servicios profesionales relacionados con la tecnología de la información y las comunicaciones y prestados a través de medios digitales aumentaron a más del 50% de las exportaciones totales de servicios en 2021, mientras que en 2019 este valor había sido del 40 %.

Y finalmente, aumentar la participación en la fuerza de trabajo, pues la mitad de la desaceleración prevista del crecimiento potencial del PIB hasta 2030 se atribuirá a los cambios demográficos, como la disminución de la población en edad laboral y la menor participación en la fuerza laboral a medida que las sociedades envejecen. Esto necesariamente implica mejorar los sistemas educativos, lo cual en El Salvador sigue siendo una de las grandes tareas pendientes y donde sinceramente no ha habido muchos avances. Adicionalmente, requiere repensar el mercado laboral, ya que actualmente son las mujeres las que tienen que asumir las tareas de cuidado en los hogares, alejándolas del mercado laboral remunerado.

En síntesis, las previsiones no son halagüeñas, pero todavía es posible mejorarlas siempre y cuando se adopten las medidas de políticas públicas adecuadas, algo que en el contexto salvadoreño es como pedirle peras al olmo.