Modernamente, el poder político está cada vez más fragmentado, en razón de que van surgiendo nuevos sujetos políticos con intereses no negociables. El valor o importancia de dichos intereses no pueden ser sometidos al consenso, puesto que se encuentran fuera del orden jurídico. Asimismo, en el ejercicio del poder lo primero que debe de aprenderse, es el significado de lo que es posible hacer; esto es aquellas jugadas que den soluciones a los problemas generados por la interrelación de las fuerzas políticas que se mueven al interior del Estado.

El poder político es muy ingrato, no perdona desaciertos, de lo contrario se cobra ese error. Toda acción tiene una consecuencia inmediata ya que se debe pensar qué movimiento se va realizar y, además, calcular qué posibilidades y qué capacidad de maniobra se presenta con los movimientos políticos de los intereses ocultos del oponente.

La habilidad en el ejercicio del poder es crear estrategias generales y específicas para la implementación del mismo, puesto que se necesita ir pasos adelante de los opositores, y así poder analizar la cabeza política de la persona que dicta los lineamientos del poder. Por la forma de usar las reglas no escritas del dominio, se van generando esfuerzos de planificación a largo plazo, lo que crea nuevas oportunidades de éxito en las decisiones políticas. El poder no está hecho y no funciona para todos, fundamentalmente opera bajo la idea del diálogo, para posteriormente buscar consensos con las fuerzas políticas que giran al interior del Estado, ya que estas energías, tienen motivos para tomar decisiones que demuestran poder político.

Todo negociador político debe de tener bien definidas sus alternativas, que fortalezcan su poder de negociación. Esto es un arte, que inserta toques personales del negociador; y si es político con mucha más razón. De esta manera, el negociador puede explicar las expectativas basadas en argumentaciones racionales y de fuerza en su argumentación. Es por ello, que al negociador evasivo no le satisfacen sus propios intereses, ni tampoco los del oponente político, ya que no se enfrenta directamente al tema de la negociación, lo cual genera atraso al proceso y lo pospone.

El poder está vinculado de forma estrecha con la negociación, porque es un medio para ejercer el poder, y al hacer un análisis de las condiciones del proceso, los posibles escenarios, las exigencias de la contraparte y los diferentes criterios que pueden generarse, la negociación puede adaptarse a las circunstancias. De lo que se colige, que la negociación no es un fin en sí mismo y, que además, el consenso no es solo hacer tratos, sino por el contrario, contar con excelentes alternativas que tengan aplicación práctica.

Así vemos, como el valor de una negociación es el resultado de la misma, cuando se alcanzan acuerdos y entendimientos para transformar el conflicto, siendo la parte medular en el proceso, la ejecución y el cumplimiento de los pactos generados por la negociación. Al cuantificar lo máximo posible de los objetivos estratégicos, tanto para ejercer el poder como para negociar, la clave se encuentra en identificar los intereses subyacentes de las partes en contienda, los cuales son implícitos, pero una vez identificados, ayudan a fortalecer el poder de la negociación. Tal operación es compleja, por la forma y estilo de gobernar, esta combinación es lo que hace complicado y enigmático al poder, no solo para explicar el estado de cosas, sino también, para tener la visión hacia donde podemos ir.

En el contexto nacional se debe de capitalizar todas las oportunidades para mantener el equilibrio del poder, así como a los grados variables del mismo, para ello se requiere de aplicar: 1) la concentración en el tema de la pugna del poder; 2) destreza tanto en el ejercicio del poder como en la negociación y; 3) las estrategias generales y específicas para ejercer el poder y la intervención en el proceso de negociación. En la política no hay conversación gratis, deben de haber intereses complementarios, tales como la estabilidad política, que tiene un precio para lograr la democracia, la justicia social y el cumplimiento del Estado de Derecho.