La complejidad del poder, en su ejercicio en ocasiones quedan cabos sueltos, es decir sin atar. Son detalles o aspectos que quedan pendientes por resolver en un asunto del poder y la tarea del político consiste en unir para protección de si mismo por la responsabilidades legales y políticas que generan la administración del Estado. La habilidad consiste en poner las cosas en la propia perspectiva del político para evitar vacíos en la solución transparente de la administración de los bienes del Estado.

Al terminar el periodo de elección popular para el desempeño del cargo público el político debe dejar las cosas bien atadas, y disponer de ellas de la manera más adecuada para no perder el control sobre ellas, en la práctica política generalmente se da que los políticos en sus discursos cuando se dirigen a los ciudadanos exponen que la administración publica se cuenta en orden cumpliendo todos los parámetros que determinan la estructura legal del Estado, pero en realidad simulan que el funcionamiento del estado cumple los objetivos estratégicos trazados en su plan de gobierno.

El realismo político en la práctica es necesario para comprender que los hechos se interrelacionan; es decir, se complementan y siempre buscando la razón detrás de las decisiones y así vemos que por mucho que quieran tener el control completo del poder, siempre existen disidentes que no están de acuerdo con el manejo del Estado.

El arte de atar cabos sueltos se amplía en el atar ideas, articular las ideas sueltas que es una calve para ejercer el poder, ésas ideas es lo que ocurre en la cabeza política del sujeto, cuando se asocian dos o más hechos alejados en el tiempo y espacio es algo que surge del momento como un soplo de manera súbita que ilumina el pensamiento para aplicarlos a un suceso complicado, así por ejemplo, atar cabos se aplica a cosas o personas que hasta ese instante, no tienen ninguna relación entre sí, no se sabia que estaban relacionadas, por alguna razón tales como parentesco, compañeros de estudio, de trabajo, y de alguna otra actividad esto denota que al relacionar hechos que se habían considerado previamente, pero que al unirlos surge una conclusión, es como sacar la llave que termina de encajar todo. Además de los datos, se reúnen antecedentes y premisas, todo para sacar una conclusión de lo que se trata.

Hay que evitar hacer suposiciones infundadas, de cumplimiento menor, los cabos sueltos en ocasiones son simples y obvios y todas las disputas están cerca de las discrepancias en cuanto la formalidades y aspectos técnicos para llegar a los acuerdos. Es posible que un político por mucha experiencia que acumule en alguna especialidad siempre puede quedar detalles o aspectos en los asuntos del Estado y que por no darle el debido análisis y tomar decisiones equivocadas puedan ser usados en su contra.

La dinámica del poder y los diversos escenarios que se van fraguando obligan a poner atención a las exigencias prácticas, que al fin de cuentas son la eficacia y los resultados de sobreponerse a las sombras del poder, que se cobra los desatinos y los errores políticos. Atar cabos es salir de las situaciones empantanadas, que obligan a los reacomodos oportunos por ejemplo en el rendimiento de cuentas en el manejo de los fondos públicos.

Lo pragmático gana terreno sobre lo incierto de no atar los cabos sueltos y a la vez para ganar legitimidad que es el reconocimiento de un buen gobierno en la imagen nacional e internacional; en consecuencia, atar los cabos sueltos se requiere de una buena información calificada acompañada de ser creativo e imaginativo en cuanto a las relaciones que genera el poder, además ser receptivo con el contexto nacional e internacional en cuanto a lo que está pasando, es algo inevitable la conveniencia de no dejar cabos sueltos, lo principal es unirlos, cerrar las exigencias pragmáticas.

Los avances sustantivos para cerrar los cabos sueltos, deben contar con pasos significativos, en las reglas no escritas, pero de obligatorio cumplimiento, eso se refiera a las claves del poder. El fondo del poder se piensa; lo demás se interpreta.