El título anterior lo tomo haciendo alusión de la frase de Thomas Hobbes en su libro El Leviatán (1651). La frase latina “homo homini lupus” que quiere decir “el hombre es un lobo para el hombre”, fue la que Hobbes hizo famosa y sigue analizándose en las carreras de ciencias jurídicas y en filosofía. Es interesante analizar esa frase con metáforas cotidianas.

La desconfianza, la codicia, la competencia, la soberbia, el poder, entre otros aspectos, son los conflictos al que el ser humano se enfrenta en la sociedad. No se confundan ni se tergiverse la frase, en sí, el ser humano nace bueno, ya lo había mencionado en otro artículo. Los seres humanos anhelan tener poder. Para tener a una sociedad justa y controlada es bueno que se apliquen las leyes. Cuando se pregunta sobre esa frase, muchos interpretan que el ser humano es malo.

Por eso, se analiza lo que menciona Hobbes en su libro El Leviatán “La Naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que, si bien un hombre es, a veces, evidentemente, más fuerte de cuerpo o más sagaz de entendimiento que otro, cuando se considera en conjunto... En efecto, por lo que respecta a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza para matar al más fuerte, ya sea por secretas maquinaciones o confederándose con otro que se halle En el mismo peligro que él se encuentra”. Recordemos que los lobos cazan en manada, uno solo no hace fuerza, por lo tanto, en política suele usarse esa estrategia.

En su libro Hobbes hace referencia a la monstruosidad de Leviatán, analiza los Diez Mandamientos; además, hace referencia del caso de Cicerón, afirmó que, fue uno de los jueces más crueles de Roma; sin embargo, lo consideró una gran persona. Las leyes son necesarias y el Estado debe aplicarlas para que el hombre no se destruya.

Según el periodista Pelayo de las Heras “el humano busca primariamente y, ante todo, garantizar su propia existencia, motivado también por la igualdad natural que existe entre todos los seres humanos: ninguno es lo suficientemente fuerte como para imponerse sobre los demás. Es aquí donde, según el filósofo inglés, el hombre se vuelve en un lobo para sí mismo”.

Si lo anterior se aplica a la cotidianeidad del ser humano, por ejemplo, en las profesiones, se evidencia la competencia, la codicia, el querer tener poder y dinero. En los estudios de las ciencias jurídicas se analiza los fundamentos políticos del Estado. Encontramos a seres pensantes, instruidos, letrados en el mundo de la abogacía o la política; sin embargo, cual traje pulcro y sin manchas esconden, no todos, una personalidad que trata de acaparar y acabarse la humildad e idiosincrasia del ser humano. Si aplicamos esa frase en la filosofía política es la de no acabar. Por lo tanto, algunas personas acusan a muchos políticos, como seres “malos o crueles”.

En todo lo que el ser humano tenga faena se encontrará a personas que parecen azadones, existen personas egoístas que su principal misión es zanjar a la competencia, destruir a toda costa al que le interrumpe en su caminar. El ser humano se comporta como un lobo hambriento en muchas circunstancias.

Cuando vamos creciendo y conocemos al ser humano, nos percatamos que su lucha es eminentemente materialista. Observo a muchas personas que entran en discordias por un pequeño terreno, por una casa, por todo lo material. Al final, como dice la canción de Antonio Aguilar, solo nos llevamos un puñado de tierra. El ser humano crece bueno, luego se encuentra en su caminar con: desidias, envidias, rencores, etc. Observamos a los seres humanos que solo piensan en velar por sus propios intereses; además, el hombre es un depredador del medio ambiente.

El filósofo político Hobbes afirmaba que, el ser humano es por naturaleza violento, egoísta, sin solidaridad y capaz de hacer lo que sea para satisfacer sus necesidades. Aseveraba que hace falta una autoridad, un mandatario, para que no se linchen entre sí. En diferentes esferas de la sociedad nos preguntamos ¿El hombre es el lobo del hombre? Con respecto al Estado, nos debe garantizar seguridad jurídica, seguridad física, igualdad, etc. El ser humano debe respetar las leyes y a sus semejantes. Y, la justicia debe ser justa e igualitaria para todos los seres humanos.