La película El último vagón, una historia en donde se muestra la vocación de una maestra por enseñar. En un vagón de tren reciben clases los niños, lo importante es aprender, no importa el lugar, las precariedades, etc. Eso sí, el docente debe de tener como prioridad enseñar. En la película la maestra enseña hasta fuera de su horario normal. El maestro que tiene vocación no le importará afincarse en sitios recónditos. Qué fabuloso es cuando la maestra le regala a uno de sus alumnos un libro de Julio Verne. La sinopsis de esta película parece que desviste la poca importancia de parte del Gobierno en mejorar la calidad educativa.

En el área rural los estudiantes tienen muchas precariedades; sin embargo, el que desea aprender estará siempre sentado en el pupitre aprendiendo, hará las tareas y tendrá una meta, graduarse de la universidad, ser alguien que, a través del estudio, logrará cambiar su vida y la de muchas personas. Los padres de familia realizan también un gran esfuerzo para que sus hijos asistan a la escuela.

Los maestros del área rural también sufren, eso lo corroboro con una pequeña entrevista que le realicé a una maestra, la docente vive cerca de la escuela; ya que, le queda muy lejos para estar viajando diariamente. Manifestó que a veces le toca darles datos a los alumnos debido a que no hay internet en esa escuela. Los alumnos tienen la laptop que les brindó el MINEDUCYT. A pesar de las adversidades, la maestra, día a día está enfrente de sus discentes enseñando.

Con respecto a la alimentación, la docente manifestó “El control siempre lo llevamos pues utilizamos una hoja llamado Kardex y ahí llevó todo lo que a diario se cocina, por eso no me preocupo, pues, tengo evidencias del consumo. Pero hoy no importa la palabra de los docentes. Hoy es la palabra de los alumnos y padres de familia”. La maestra manifestó que están viviendo cosas que, no dignifican ni a los docentes ni a los alumnos. El bono educativo no se los brinda a todos los maestros. Y, el que lo tiene, hasta la energía eléctrica de la escuela tiene que pagar.

Las necesidades de muchas escuelas afloran y se evidencia con los relatos de los educandos. Los docentes dicen que debajo de un árbol pueden enseñar, lo importante es guiarles por el sendero del bien a los alumnos. Lo correcto sería tener las escuelas equipadas con una pequeña biblioteca, acceso a internet, libros de lectura, letrinas, etc. En un chat otro director de escuela manifestó que no tienen biblioteca ni agua potable. Sin duda alguna, al sistema educativo salvadoreño le hace falta mucho trabajo por hacer.

Los docentes no tienen un salario acorde a todo lo que hacen, la dignificación de los docentes sigue siendo una deuda histórica de parte de los gobiernos en turno. Los maestros se manifiestan cuando verifican el paupérrimo dinero que recibirán cuando se jubilen.

En el área rural los gestores pedagógicos supervisan, revisan si los docentes están desarrollando el programa de estudios, si llegan a impartir clases, si se cumple a cabalidad el objetivo de la entrega de los alimentos proporcionados por el Gobierno, etc. Es mejor felicitar a muchos docentes de escuelas multinivel, en donde los docentes hacen grandes esfuerzos impartiendo clases a diferentes grados en una sola aula.

Lo preocupante en el área rural, según conversé con algunos docentes es que muchos estudiantes tienen como anhelo convertirse en policías y soldados o seguir trabajando la tierra en donde los padres laboran. Los docentes manifestaron que trabajar las tierras está bien, es alimento que producen; sin embargo, les abren la mente diciéndoles que la educación cambiará sus vidas en muchos aspectos.

Muchos niños desean estudiar, pero los padres de familia, por cuestiones culturales, no les permiten seguir estudiando, la deserción escolar es un punto importante que los maestros desean erradicar. Los que estudiamos en escuela pública sabemos que no tuvimos las mismas oportunidades de los que estudiaron en un colegio. Las diferencias son abismales. Sin embargo, el que quiere aprender y, no importando las vicisitudes, logrará cumplir sus metas y ser exitoso.

En definitiva, el proceso enseñanza-aprendizaje seguirá impartiéndose en las escuelas rurales con precariedades. El último vagón que cada estudiante tiene como oportunidad en sus vidas debería ser estudiar, aprender y convertirse en un profesional. En la película, todos los estudiantes se toman una foto junto con la maestra, cada quien será su propio arquitecto para triunfar en la vida.