El doctor Billy Graham, fue uno de los pocos hombres santos que predicó el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo a más de 215 millones de personas en al menos 400 cruzadas, que se transmitieron en varios idiomas, realizó marchas evangelisticas en más de 185 países. La Encuesta de Gallup en el 2005 reveló que 35 millones de personas en los Estados Unidos, uno de cada seis adultos escuchó a Billy Graham predicar en persona. También fue consejero espiritual para 12 presidentes estadounidenses, en su ejercicio presidencial -desde Harry S. Truman hasta Barack Obama.

Así mismo escribió desde 1947-2017 alrededor de 34 libros. Pero su columna semanal denominada “Mi Respuesta” fue una palabra oportuna para las almas necesitadas. En ese contexto fue seleccionado entre los “Diez Hombres Más Admirados del Mundo” de acuerdo a la encuesta Gallup desde 1955, para un total de 61 veces, más que ninguna otra persona en el mundo. También fue seleccionado 16 veces entre los 10 hombres más admirados de la encuesta popular “Most Admire Men” de la “Revista Good Housekeeping”; y No. 1 de la lista por cinco años consecutivos.

Pero en el ocaso de su vida el Pastor Billy Graham, estaba luchando contra la enfermedad de Parkinson, cuando tenía 92 años, un mes antes de su 93 cumpleaños, los líderes de Charlotte, Carolina del Norte, invitaron a su hijo favorito, Billy Graham a un almuerzo en su honor. Ante este detalle no dudó en aceptar la invitación a pesar de sus dificultades de salud. Los líderes de Charlotte dijeron, “No esperamos un discurso importante” Solo ven y deja que te honremos. Estando ahí con ellos, recibió honra en las palabras de que se dijeron en su favor, pero cuando el Dr. Graham subió al podio, miró a la multitud y dijo:

“Hoy recuerdo a Albert Einstein, el gran físico que este mes ha sido honrado por la revista Time como el hombre del siglo. Einstein viajaba una vez desde Princeton en un tren, cuando el conductor bajó por el pasillo, perforando los billetes de cada pasajero. Cuando toco el turno de Einstein, por más que buscaba no encontraba su billete para ser perforado, así que metió la mano en los bolsillos de sus pantalones. No estaba allí. Miró en su maletín, pero no pudo encontrarlo. Entonces miró en el asiento a su lado. Todavía no pudo encontrarlo.

El conductor dijo: “Dr. Einstein, sé quién es usted. Todos sabemos quién eres. Estoy seguro de que compraste un boleto. “No te preocupes” Einstein asintió agradecidamente. El conductor continuó por el pasillo perforando entradas. Cuando estaba listo para pasar al siguiente vagón, se dio la vuelta y vio al gran físico arrodillado mirando debajo de su asiento por su boleto. El conductor volvió corriendo y dijo: Dr. Einstein, no se preocupe, sé quién es usted; no hay problema. No necesitas un boleto. Estoy seguro de que compraste uno. Einstein lo miró y dijo: “Joven, yo también sé quién soy. Lo que no sé es a dónde voy”

Habiendo anecdotizado lo anterior Billy Graham continuó ¿Ves el traje que llevo puesto? Es un traje nuevo. Mis hijos y mis nietos me dicen que me he vuelto un poco descuidado en mi vejez. Solía ser metódico y bien ordenado. Así que salí y compré un traje nuevo para este almuerzo y una ocasión más. ¿Sabes cuál es esa ocasión? Este es el traje con el que me enterrarán. Pero cuando oigas que estoy muerto, no quiero que recuerdes inmediatamente el traje que llevo puesto. Quiero que recuerdes esto: “No sólo sé quién soy. También sé a dónde voy”

También les dijo: Que tus problemas sean menos, tus bendiciones más, y que nada más que la felicidad, entre por tu puerta. Recuerda que la vida sin el Señor Jesucristo es como un lápiz sin afilar - no tiene sentido. Que cada uno hayamos vivido nuestras vidas para que cuando nos perfores el boleto no tengamos que preocuparnos por hacia donde vamos. Amigo y amiga lector recuerda que la vida es corta, y no importa lo que hayas acumulado en esta tierra, lo único importante es para donde vamos.

El Señor Jesucristo dijo en una ocasión: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. (Juan 11:25-27)