“Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; los valientes solo saborean la muerte una vez”. Esta frase de William Shakeaspeare, en su obra Julio César, implica el compromiso con principios de vida que rigen nuestro peregrinar en este mundo. Principios que no se venden al mejor postor. Esta afirmación me hace reflexionar sobre el significado de ser miembro de la tan selecta “Lista Engel”.

En los últimos días se ha prestado mucha atención a la “Lista Engel” en Centroamérica. La lista de actores corruptos y antidemocráticos, publicada por el Departamento de Estado de Estados Unidos el 1 de julio del 2021, fue muy esperada. Especialmente después de que se publicara en mayo una lista de funcionarios corruptos centroamericanos solicitada por la congresista Norma Torres. Con la lista de Torres allanando el camino, un total de 55 personas de El Salvador, Guatemala y Honduras fueron incluidas en dicha lista, incluyendo jueces de alto nivel, miembros del Congreso y (en el caso de El Salvador) funcionarios de la administración presidencial. Esta semana se dio una nueva actualización de esta, con la adición de siete políticos salvadoreños, 4 de ellos pertenecientes al gobierno actual.

Pero ¿qué significa la inclusión en la lista Engel? ¿Qué importancia tiene desde la perspectiva estadounidense y qué peso tiene?

La lista Engel se conoce como una recopilación de individuos identificados por el gobierno de Estados Unidos por haber participado en “corrupción significativa” en El Salvador, Guatemala y Honduras. La lista, aunque oficialmente no se le conoce con ese nombre, coloquialmente así se le llama en reconocimiento al excongresista Eliot Engel, quien fue presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y autor de la legislación para la creación de dicha lista.

La inclusión en dicha lista tiene varias consecuencias. En primer lugar, a las personas (e integrantes de su familia) se les cancelará o denegará el visado y la admisión en Estados Unidos. La ley exige que el presidente Joe Biden publique un informe en el que se identifique a las personas que “han participado a sabiendas en acciones que socavan los procesos o las instituciones democráticas, o en actos significativos de corrupción o de obstrucción de las investigaciones sobre dichos actos de corrupción en El Salvador, Guatemala y Honduras”. Además de los actos de corrupción, la ley también incluye “actos de violencia, acoso o intimidación dirigidos a los investigadores de la corrupción gubernamental y no gubernamental” como elementos que pueden llevar a la inclusión en la lista Engel. En segundo lugar, pueden ser objeto de otras sanciones selectivas, como la congelación de activos, ya que es probable que las personas incluidas en la lista Engel sean tenidas en cuenta para las designaciones más exhaustivas de Global Magnitsky.

Desde el inicio del Programa Global Magnitsky, en el 2017, 243 personas y entidades, de 28 países, han sido designadas por las autoridades de Global Magnitsky. Durante este tiempo, 243 personas han sido designadas por su implicación en la corrupción o en graves abusos de los derechos humanos. En el Día Internacional contra la Corrupción y en el Día Internacional de los Derechos Humanos, el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos anuncian la designación de sanciones y la restricción de visados a los agentes corruptos y a los autores de abusos contra los derechos humanos.

Es decir, ser incluido en la lista Engel es un preámbulo para ser considerado en la lista del programa global Magnitsky, que ya tiene implicaciones no solo para el país norteamericano sino para otros países de otros continentes, como el europeo. En otras palabras, corrupto y antidemocrático a nivel global.
Pero, lo más importante de esta lista, es la exigencia que se haga pública. Tu nombre mancillado una y otra vez, para siempre. Realmente, obtener el visado americano no es fácil, y su ausencia no es vital. Pero tu nombre tatuado con Engel, sí es vital.