La manera de actuar de cada político frente a las reglas no escritas del poder, en su aplicación conlleva ventajas y desventajas dependiendo si el objetivo es satisfacer intereses propios o intereses nacionales.

Las reglas no escritas organizan las pugnas que se dan al interior del Estado por la correlación de fuerzas, porque en ningún momento se puede creer que esto no ocurra, por mayor que sea el control del poder político, pues esto surge por la forma de distribuir y ejercer el poder, los lineamientos y las orientaciones en el quehacer del Estado. ¿Cuál es la influencia política? 1. Designar a las personas que ocuparán los cargos de Gobierno 2. Influir en las decisiones políticas 3. Integración de los órganos de representación. En el diseño institucional de la República se opone a la rigidez de la conducción del Estado, por el contrario, la constitución de la República regula la institución de la negociación política, como mecanismo de interacción de la realidad en función de la coordinación y control del poder.

La situación política es una decisión que guarda cada actor que interviene en la relación de poder, bajo determinadas condiciones y tomando en cuenta el contexto que las producen. En algunos casos determinado político puede ser el centro de la relación, razón por la cual recae en él la responsabilidad política, y posiblemente legal que se va configurando por hechos constitutivos de infracción penal.

La posición de ventaja del político con relación a otros es, por ser hombre de confianza del jefe de Estado, pero más que todo por ser confidente, lo que le permite conocer los secretos del poder, en tal virtud el político se coloca en una posición en la que es compelido por las claves del poder, donde los asuntos del poder, los espacios a donde se mueven y se formulan las decisiones debe aprender que los asuntos políticos nunca vienen solos, y contar con habilidad de bandeo, eso es precisamente el conocer el juego por dentro.

Un político versado nunca irá en contra de sus propios intereses, y así vemos a través de la historia política que grandes amistades entre políticos se transforman en una relación personal contrapuesta, lo cual es lógico, entenderse entre políticos no es un asunto fácil, puesto que en política no se juega franqueza por franqueza, eso no existe, los ofrecimientos no se cumplen, que se mueven desde fijación de citas, reuniones, visitas, pláticas, consultas, hasta asuntos relevantes del poder, es por ello que en política, nada se agradece puesto que nada se cumple, o se cumple medias, sin embargo, en ocasiones, dependiendo del contexto político hay que dejar que los sucesos corran, porque “el casi” en política, es una distancia muy larga que posiblemente no es diferente a nada, aunque el silencio tiene su propia interpretación.

La situación política no es tan sencilla como aparenta ser, puesto que realmente es compleja por su propia naturaleza, por sus efectos y diferentes hipótesis que se van formulando en las relaciones de poder, y así se van configurando enigmas de preguntas extrañas que requieren respuestas concretas como consecuencia de acciones del poder sobre el poder.

Estando frente al poder no se puede pretender ser fuerte en todos los casos porque entonces el político termina por no tener éxito, considerando que la política es un terreno pantanoso y al tiempo impredecible, las tensiones que se generan son constitutivas de la estructura lógica del funcionamiento del mismo poder. Por ende, el político para mejorar su situación de poder dentro de las estructuras debe abrirse camino haciendo uso de su intuición, calculo, olfato político para moverse en todos los espacios del poder, porque si el político carece de poder en la toma de decisiones, y además también carece de mando y autoridad, su personalidad como político pierde peso y credibilidad, y sus opiniones ya no son escuchadas convirtiéndose en su talón de Aquiles.

Por lo tanto, el político que quiera mantenerse en el juego por dentro, debe aprender a no ser siempre bueno, y usar el mal según la necesidad de las circunstancias, El Príncipe, capitulo XV