Hace un poco más de 1500 años, en la actual Francia, se talló una figura de piedra de un mamut y un bisonte en conjunto. La pieza representa a uno u otro animal, según cómo se observe. El descubridor, Duncan Caldwell, propuso que se trata del caso más antiguo conocido de ilusión óptica, por su similitud con la ilusión del pato-conejo, un dibujo publicado en 1892 que suele citarse como uno de los ejemplos pioneros del moderno estudio de estos engaños visuales que provocan al error. Más allá de su curiosidad, hoy las ilusiones ópticas son herramientas políticas y religiosas que se están utilizando para engañar las masas.

Lo mismo ocurre con el maquillaje tiende a engañar el ojo humano, se dice que los primeros tratados de cosmética y belleza aparecieron en Francia e Italia durante el siglo XVI los monjes de Santa María Novella, crean el primer gran laboratorio de productos cosméticos y medicinales. En ese contexto la nobleza inglesa puso de moda el uso del maquillaje de plomo. La propia reina Isabel I, lo aplicaba para cubrir sus cicatrices de viruela. Del mismo modo en la corte se popularizaron la salvia para blanquear dientes y los pétalos de geranio como rojo de labios y otros productos a base de mercurio para colorearlos.

En los siglos XVII y XVIII había una obsesión por los rostros pálidos, espolvoreados con talco o polvos de harina de arroz por el cuello y el escote con la finalidad de mostrar un rostro ideal pero no real. Francia marcaba el canon de belleza, ya que algunos ciudadanos con poder adquisitivo se mostraban con los ojos y las mejillas coloreadas y a falta de coloretes, se pellizcaban la piel para que la sangre pigmentara los pómulos. Surgiendo así maquillaje en Asia, concretamente en Japón con sus Geishas. Su maquillaje era un distintivo para potenciar sus rasgos con insinuación.

A finales del siglo XVIII y comienzos el XIX la revolución industrial hace que se masifiquen los productos de belleza y se comercializan por todos lados, se vuelven más fáciles de comprar. Con el cambio de siglo, llegados al XX la aparición del cine produce un cambio de mentalidad en las costumbres y el maquillaje se convierte en imprescindible particularmente para las mujeres. En las décadas siguientes, Hollywood se apropia de este método que da una ilusión óptica que engaña la mente provocando una mayor audiencia, de tal manera que tanto el maquillaje como las creaciones humanas se pueden volver ilusiones ópticas.

De manera que el engaño, lo superficial y la ilusión óptica, son métodos que han venido siendo utilizado por ciertos industriales para tomar ventaja de los competidores, por algunos comerciantes para engañar a los consumidores, por determinadas empresas que ofrecen bienes y servicios para promover publicidad engañosa. Lo mismo ocurre en el ámbito político, las personas creyendo “en el cambio” depositan su esperanza en hombres, dado que lo ilusorio del discurso los convence, el maquillaje de las luces, los pirotécnicos y lo superficial de lo que hacen, logra engañar a los incautos que ignoran la historia.

El ámbito religioso tampoco es ajeno a lo ilusorio, artificial y engañoso, ya que algunos hombres y mujeres denominados religiosos, aparentan cara de piedad, pero por dentro son lobos vestidos de ovejas, que maquillan su personalidad con el objeto de trasquilar a la feligresía incauta que esta sedienta de conocer a nuestro glorioso Señor Jesucristo. Lo cual no es nuevo, ya que el Apóstol Pablo en 2 Corintios 11:13-15 Dijo: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”.

Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin “será conforme a sus obras” de tal manera que nuestra esperanza no debe estar en los hombres, ni en lo ilusorio de su mensaje, ya que no todos tienen buenas intenciones. Hebreos 12:2 Dice: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”