Todos los gobiernos nacionales cuentan con defensores y detractores que emiten opinión de diversas maneras, que resultan contradictorias, opuestas y en muchos casos irreconciliables entre sí. Para medir las criticas contra un gobierno, no existe un aparato para medir y pesar; lo que se aplica es el apoyo del pueblo soberano que califica al gobierno de turno como un buen gobierno, y como consecuencia es muy posible que le endosen otro periodo de gobierno.

El núcleo temático en el análisis de la praxis del ejercicio del poder es través del examen de los hechos concretos, distintos enfoques y perspectivas que son imprescindibles para entender lo que está pasando en el país, por las estrategias y tácticas políticas en el manejo de las instituciones del Estado.

Los fenómenos surgen del ejercicio del poder y se expresan de manera compleja, puesto que la realidad en si misma es compleja, la clave del poder es el método de abordar esas complejidades que resultan del juego mismo del poder y las reglas políticas del juego están expresadas en la Constitución.

La política trata lo mismo sobre el pasado y el presente porque el ejercicio del poder está concentrado en que una vez logrado accesar al poder, debe de conservarlo, y después se enfoca en la transformación de las cosas, porque estas no siempre han sido como son ahora, por lo tanto, podría ser que en el futuro sigan cambiando, que es lo constituye complejos movimientos en las acciones políticas, tales circunstancias crean incertidumbre en el estado de cosas. Dicho lo anterior, el poder político genera tensión, especulaciones, comentarios, surge la incertidumbre que merodea el pensamiento como si albergase en su seno ciertas claves que no pueden ser descifradas en un preciso momento por el sujeto que piensa que sus intereses entran en hipótesis de amenaza; de tal manera que el poder político está lleno de incógnitas y amargas ironías, pero a pesar de todo, hay que buscar un futuro mejor, el cual debe ser defendido con determinación porque son los fundamentos del nuevo orden político, del que dependen a su vez cualquier otro orden relacionado con las expresiones del poder nacional.

El poder político, en cuanto se refiere a su ejercicio, no es una fórmula mágica que se estructure por las circunstancias; por el contrario, es aconsejable echar mano de hechos reales para ello debe emplearse la capacidad de observación y la reconducción de las relaciones de poder. El tiempo es la sustancia del poder y a su vez el pueblo es la garantía de que el poder sea ejercido de una manera coherente, sistemática y orgánica.

La causa de la incertidumbre en el ejercicio del poder lo constituye, como se configura y se articula este mismo, y los resultados de la propia dinámica práctica del poder. Es por ello que el poder político es social, y lo social crea sus formas de poder, vinculado a lo anterior, políticos de vieja data son de la opinión que la fuente de poder es la obediencia del pueblo a la autoridad pública que, a su vez, significa una obediencia de mando, generando un todo de gobernanza que comprende un buen gobierno y resultados de valor para la ciudadanía, sociedad civil, empresa privada, actores sociales y políticos.

Ese proyecto político de gobierno contiene planificación, organización, diseño de coordinación de áreas, estrategia nacional y seguimiento, es decir, esto significa visualizar el proyecto político estableciendo un marco de administración del mismo. El gobierno administra el poder del Estado y al contar con un proyecto político claro y preciso, el gobierno genera expectativas, pero evitando la incertidumbre política puesto que cuenta con una idea de cuál es la dirección estratégica para cumplir los fines del Estado.

Un gobierno se enfrenta al futuro y valora sus decisiones de manera comprensible y creíble, todo dentro de la realidad política, con un razonamiento técnico político y cálculo frío con criterios políticos, para desvanecer la incertidumbre que se expresa como una fuente política. La finura y las contradicciones de los temas del poder lo vuelven incisivos por eso Ceneca dijo: “no hay viento favorable sino, para el que sabe a dónde va”.