Es preocupante ver a muchos salvadoreños que hacen milagros para comprar los alimentos en los mercados. La vida está cara, los sueldos no alcanzan y no se producen los alimentos en un 100% en El Salvador. Según datos, lo que se importa es preocupante, el 90 % para hortalizas y verduras; 60 % para derivados de la leche; 32 % para el maíz, 25 % para el frijol y 33 % en el caso del arroz. Según la Fundación Nacional para el Desarrollo FUNDE, El Salvador ha dependido por más de cuatro décadas de la importación de alimentos.

Lo anterior quiere decir que somos un país que, teniendo en donde sembrar alimentos, prefiere importarlos. Eso debería de cambiar. Es cierto que hay miles de agricultores; sin embargo, no se está cultivando lo que debería de ser. Hay muchas tierras ociosas, demasiado mano de obra que se queda sin labrar las tierras.

En El Salvador no hay políticas para salir adelante en la agricultura, el mismo presidente Bukele está dando la orden que se abran agro mercados; sin embargo, eso es nada más una medida paliativa. Se necesita de tener más campos sembrados y más ganadería. Claro, si hay apatía de parte de algunos agricultores, no saldremos adelante.

La canasta básica está cara; por lo tanto, la única medida para que los precios bajen es cultivando nuestros propios alimentos. Lo que se siembra es insuficiente. Somos casi 7 millones de salvadoreños, pero no somos autosuficientes con respecto a la agricultura. El problema grave es que muchos terrenos son ociosos debido a que los dueños o propietarios reciben remesas.

No hagamos lo mismo que Japón, ese país es el mayor importador de productos agrícolas del mundo, importa maíz, trigo y carnes. El problema de Japón es que tiene una de las tasas de autosuficiencia alimentaria más baja. El Salvador hay tierra fértil para cultivar.

Mientras tanto, en los mercados, los comercializadores deben de comprar los productos a un precio y tener ganancias. El cliente es el que tiene el mayor impacto. Mientras más sembremos alimentos, tendremos mejores precios y ya no estaremos gastando tanto dinero en lo más importante, la alimentación. En El Salvador, debe aumentar el índice de autosuficiencia alimentaria. Otro problema que tienen los salvadoreños es que les gusta que el gobierno les solucione los problemas, que haya subsidios en todo.

Quiero analizar algo que ha sucedido en muchos casos. Un campesino me comentó que ya tiene listo el equipo para hacer un gallinero. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID es quien les capacitó y proporcionó los materiales. Sin embargo, el campesino me comentó que algunas familias terminan engordando los pollos y luego se los comen. La idea es criar gallinas, tener huevos y carne blanca para la alimentación. En sí, criar pollos es una medida que ayudará a muchas familias.

Para solucionar esta problemática debe de haber más fincas cultivadas, que las personas se motiven en tener su propio huerto casero y que el gobierno incentive a los agricultores, no importa el tamaño, a que cultiven, claro, para eso debe de haber créditos bancarios accesibles. Además, en cada alcaldía debe de haber programas en donde se incentive la agricultura.

Muchos campesinos manifiestan que ya no siembran debido a que los fertilizantes e insecticidas son caros. El gobierno brinda ayuda, pero es insuficiente. Para que todo salga bien se necesita a un ministro de Agricultura eficaz y eficiente.

En definitiva, debe de haber soluciones para paliar la crisis del agro salvadoreño. El gobierno debe de asumir sus responsabilidades e incorporar a un ministro de Agricultura que trabaje por el bien del agro. Debe de haber un equipo multidisciplinario para que no estemos tronándonos los dedos con la canasta alimentaria que va en aumento.



Fidel López Eguizábal es docente investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv