Las jugadas políticas se efectúan en forma alternativa, esto genera un ritmo en el ejercicio del poder, el estratega político se asemeja a un aprendiz del arte de tocar piano, que comienza practicando escalas...; la combinación de ideas, de factores y de piezas, es una combinación sutil, y la maestría del político reside en la destreza para conservar la iniciativa de la jugada, acechando las más sutiles imprecisiones de su adversario.

La coordinación de las piezas políticas que integran las estructuras del Estado son un principio fundamental de las claves del poder, de inmediato surge una pregunta ¿Cómo se pueden coordinar todas las piezas? Una vez el estratega político moviliza las piezas, se inicia el enfrentamiento político, puesto que ante tal situación hay irrupciones en la esfera política del enemigo, mediante ataques directos a personas, argumentos y el desvanecer estrategias y tácticas del enemigo, es decir, atrapar al enemigo en su condición de político.

Los consejos de los maestros del poder inciden directamente en la preparación, y planificación de la estrategia que comprenden las acciones políticas y los desplazamientos tácticos que son fruto de la experiencia y el conocimiento de la historia política, habiendo sido aplicados en momentos del pasado. El poder político no es ni positivo ni negativo; es en sí neutral, es lo que el hombre aplica a través del poder, y los argumentos del poder deben identificarse con las experiencias de la vida cotidiana, cada esfera del poder en forma directa se forma en una antesala, así la denominan políticos de antaño, y círculos de poder político moderno.

En todo gobierno participan políticos de primer nivel que se forman y funcionan en la antesala del poder, que comunican a los pasillos del poder, ambos espacios del poder forman parte del funcionamiento y de la dinámica del poder mismo. Así vemos que no hay institución ni organización tan alambicada que los distintos niveles que forman el poder político, en tal sentido surgen la pregunta ¿Cuáles son esos pasillos del poder?

Los ascensores ocultos que comunican los distintos pisos de las edificaciones donde se sitúan los despachos de los centros de poder. Puertas y escaleras secretas que tienen las mismas finalidades que la anterior descrita, cuartos traseros donde se celebran las verdaderas negociaciones para tomar acuerdos y entendimientos políticos, para transformar conflictos en decisiones trascendentales. En todo caso, el control del pasillo del poder se enfrenta a influjos directos e indirectos, lo cual es inevitable como también es esencial para el estilo de gobernar en la medida en la que se va formando y consolidando el poder político, y a la vez, se van creando estas antesalas, es decir, en la medida que se crean los círculos de poder se organizan otras antesalas.

Las grandes decisiones políticas solo pueden formar su voluntad bajo supuestos y medios que se hacen uso de ellos para sustentar el ejercicio del poder. En los pasillos del poder se proyectan la dialéctica interna entre el poder y el no poder y el político que tenga acceso inmediato al gobernante participa de su poder, y la tradición, la formación y saberse conducir en los pasillos del poder representa una inteligencia política de saber aguardar con paciencia y habilidad para lograr sus objetivos estratégicos. A los pasillos del poder no todas las personas tienen acceso, tampoco gozan de la confianza de los funcionarios de primer nivel, y como consecuencia tampoco de la confianza personal porque les es difícil establecer vínculos de confianza, por no tener acceso a los entornos colaborativos que dan un sentimiento de pertenencia.

La antesala del poder se encuentra incrustada en las puertas giratorias del poder mismo, porque el control del poder tiene su corolario, que es impedir que las personas se acerquen a los círculos de poder, y mucho menos los adversarios políticos, puesto que el enemigo político siempre persigue accesar al poder. De esto se colige que, puede aplicar el principio político que dicta “en igualdad de condiciones el dominio del poder constituye una ventaja decisiva, que consiste en usar un espacio, energía y tiempo determinado”. Por todo lo anterior un viejo gobernante decía: “Nadie me manda a mí, yo soy el mandón de otros”.