Examinar como es la práctica política cotidiana del Presidente de la República, sirve para comprender su estilo de hacer política. La realidad es compleja y la práctica es la principal escuela de asuntos públicos, lo cual constituye asimismo una verdadera escuela de Gobierno. Ante estas circunstancias hay que significar que no es pedagógico ni científico la administración del Estado. El Presidente de la República es conducido por las circunstancias, a la vez que crea las mismas y en tal sentido, hace historia, y es conducido porque la historia le abre un espacio que debe de llenar y aprovechar, y es en este momento que el presidente se encuentra con su momento político, en el cual debe de actuar conforme a lo que la historia va marcando.

La presidencia se ejerce contra la corriente natural que coloca a los individuos en cada circunstancia, es una pugna constante en el manejo de los intereses, pero el Gobernante tiene una ventaja, que forja ideas y además va abriendo posibilidades de abrir la mente de los ciudadanos en su visión del futuro y la capacidad de adelantarse a su época es escasa y diferenciada del resto de los ciudadanos, puesto que innova la política, pero no puede escoger las circunstancias en que tiene que realizarlo, esa diferencia entre la visión de líder político y la visión común establece la genialidad del conductor de la sociedad, y de esta manera surgen zonas iluminadas que lo protegen de la observación pública, pero el ambiente político no deja de ser tenso, vulnerable y acucioso.

En todo este devenir histórico el Presidente de la República debe de considerar que en la política todo tiene un costo y un premio que aumenta o disminuye su capital político, el cual debe protegerlo en todo momento y bajo cualquier circunstancia, considerando que es un hombre acosado por las presiones y las urgencias, que es una persona que se diferencia de las demás porque acumula sobre sus espaldas la responsabilidad política de representar el Estado y acumular sobre sí los problemas más diversos, pequeños, grandes, rutinarios, nuevos y sorprendentes que inciden en la vida cotidiana de los salvadoreños en todos sus estratos sociales y niveles de pensamiento con intereses diversos.

El capital político del Presidente, siempre debe ser sólido, tal como lo es en el presente, le sirve de soporte emocional para el desarrollo del trabajo de su representación política, y el refugio que le depara la intimidad de su círculo de trabajo, caracterizados por la fidelidad y la maestría en el desenvolvimiento en los pasillos del poder, que hacen posible el sistema de asesoría formal, en el cual el consejero político cuida la puerta de los consejos, debiendo competir con otras puertas por donde se cuelan las conversaciones, especies y las informaciones disfrazadas con otros fines políticos.

El Presidente de la República, siempre está en la línea de fuego, en situaciones calientes que limitan fuertemente el razonamiento frío, desarrollando un rol de primer orden en el centro de los conflictos, en los cuales toma parte de manera esencial en la toma de decisiones. La experticia en el manejo de las herramientas de Gobierno generan el dominio de los asuntos políticos ajustados a la lógica del poder institucional, van forjando el entrenamiento del líder nacional en la práctica de liberaciones políticas para arribar a decisiones en forma sistemática, en el intento de escribir y explicar la realidad política en cada enfoque al analizar las reglas del juego social y desenvolverse a través de diferentes componentes para mantener la gobernabilidad y fortalecer así la capacidad institucional del gobierno y sus estructuras.

El estudio, análisis de las relaciones de poder y la función de la política, que es la gestión del poder determinan el éxito de la implementación del proyecto político situando la política y el gobierno a la esfera de la práctica cotidiana del hacer de los políticos. El realismo político describe políticos de diferente nivel: 1. Figuras de enlace. 2. Los que generan ordenes para mantener el régimen político y hacer un gobierno vigoroso, fuerte y combativo. 3. Los que se encuentran en el centro de las decisiones.