En el año 1986 fue publicado en una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo -The Journal of the American Medical Association (JAMA) cuya editora es la Asociación Médica Estadounidense (AMA)- el artículo titulado ′′On the Physical Death of Jesus Christ ′′ (Sobre la muerte física de Jesucristo). Los autores demuestran que el proceso de azotamiento romano era terriblemente cruel, se describen detalles técnicos, que, junto al relato Bíblico, proporcionan un panorama completo del sufrimiento y muerte en la cruz de nuestro glorioso Señor Jesucristo.

Previo a los juicios espurios, se narra en el evangelio según Lucas en el capítulo 22 que el Señor Jesucristo estaba en profunda angustia y sudaba sangre. Aunque esto es un fenómeno raro, las ciencias médicas reconocen esta característica como hematidrosis, que puede ocurrir debido a altos niveles de estrés. Luego de ser juzgado, el Señor Jesús fue azotado violentamente con un látigo de cuero, con pequeñas bolas de hierro en las puntas y huesos puntiagudos. Las bolas de hierro le causaron lesiones internas y los huesos destrozaban la carne, exponiendo la musculatura esquelética.

Todo ello le causó gran pérdida de sangre, lo que probablemente lo dejó en un estado de pre-choque, es decir una severa flagelación y como si esto fuera poco, sufrió escarnio moral se burlaron del Señor Jesucristo, lo escupieron y luego fue obligado a cargar su propia cruz hasta el Gólgota. Durante la crucifixión, fue tirado sobre la cruz en el suelo, y fijado con clavos de hasta 18 cm de largo en las muñecas y los pies. De manera que la crucifixión era un espectáculo horrendo que producía intenso dolor y causaba una muerte lenta y sofocante, de modo que solo el hecho de respirar era algo extremadamente doloroso.

Esto provocó que nuestro Glorioso Señor Jesucristo, elevara la espalda lacerada y apoyara todo el peso en los pies, lo cual aumentaba la pérdida de sangre y le causaba un dolor extremo. Desde la óptica médica las causas de la muerte por crucifixión podrían ser variadas, pero las dos más comunes eran el shock hipovolémico y asfixia por agotamiento. El evangelio según Juan 19:17-30, lo narra así; que después de la muerte de Jesús un soldado lo traspaso con la lanza y salió ′′ sangre y agua “, la explicación de los científicos es que el agua probablemente representaba fluido pleural y pericardio seroso.
En otras palabras, esto habría precedido al flujo de sangre y tendría menor volumen que la sangre. De manera qué el escenario de hipovolemia (disminución del volumen sanguíneo habitual) y la insuficiencia cardíaca aguda, los derrames pleurales y pericárdicos podrían haberse desarrollado y haber sido añadidos al volumen de agua aparente. Solo analizando el sufrimiento físico del Señor Jesucristo, nos podemos dar cuenta de lo terrible que debió haber sido las torturas, que le provocaron estrés intenso, noche sin dormir, cuatro juicios injustos, azotamiento inhumano, burlarse y todavía tener que cargar la cruz.

Sin embargo, todo ello fue poco en comparación a los pecados de la humanidad que tuvo que cargar, ese “peso” sobre sus hombros fueron los pecados pasados, presentes y futuros. Isaías lo profetizó así; “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:4-5) El Señor Jesucristo fue el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, para reconciliar a los hombres con Dios el Padre.

Por ello se proclama desde entonces que el sacrificio hecho en la cruz por nuestro Glorioso Señor Jesucristo fue por amor, ya que él era sin pecado, pero toda la humanidad ha estado y está muerta en sus delitos y pecados. Así lo dice Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” De modo que él venció no sólo el pecado, sino también la muerte. En consecuencia, cuando creas que tu vida es demasiado difícil, que todo te sale mal, no te rindas. Mira el sacrificio en la cruz y recuerda todo lo que el Señor Jesucristo pasó por amor a la humanidad.

¡Búscalo el Señor Jesucristo te ama!