Lo que más duele en este país es que a diario vemos los casos en los medios de comunicación y observamos el rostro de la impunidad con rostro de juez o jueza, esos misteriosos personajes dueños de la verdad, su palabra decide si una persona recibe justicia o no, si alguien dice la verdad o no, por ello no cualquiera debería ostentar esos cargo, pero en El Salvador lo que vale es tener padrino en la Corte Suprema de Justicia uno de los 15 dioses del olimpo te apoya, quién contra ti, te pueden poner cualquier cantidad de denuncias pero si el padrino dice que no pasa nada, pues eso ¡NO PASA NADA! Y por supuesto aparece el consabido “es que hoy por cualquier cosa lo denuncian a uno”.
Y sí es cierto, hay casos en que desde la investigación de la Policía Nacional Civil –PNC- es una basura, sumado a fiscales poco o nada comprometidos con su labor y les tienen sin cuidado las víctimas; esos quizás son los que más permiten la impunidad, pero los juzgadores no quedan limpios en esto, muchos de ellos y ellas imponen sus criterios personales, taras mentales, religiosas, misóginas y hasta homofóbicas, de esta forma las sentencias terminan culpando a la víctima, primero porque tuvo la culpa de todo lo que le sucedió y segundo para que le quede claro que la justicia es solo para los que no les pasan esas cosas.
Lo del niño siendo abusado en las calles de Santa Tecla, me tocó en lo más profundo de mi corazón, cómo un sistema de vigilancia observa que un niño de 11 años es abusado en plena vía pública; los agentes del CAM de Santa Tecla llegan, lo encuentran en pleno abuso, lo detienen, la víctima explica lo sucedido, todos vimos el rostro de ese depredador sexual y esperábamos que como había sido agarrado en flagrancia, había vídeo, testigos y la víctima, pero El Salvador es el paraíso de los violadores de niños, la impunidad del 90 % como bien nos explican María Luz Nóchez y Laura Aguirre se dejó ver en la audiencia inicial de este caso, la encargada de impartir justicia no encontró mérito como para dejar detenido al agresor, aunque el caso pasó a instrucción no se tomaron en cuenta los vídeos, es más éstos le sirvieron a la juzgadora para deducir que el menor tenía responsabilidad en el abuso.
Es urgente una depuración judicial profunda, pero eso pasa porque los magistrados de la CSJ asuman su papel como corresponde, pero eso parece no sucederá, los favores y apoyos para acceder a esos cargos son ataduras fuertes que no permiten tomar las decisiones correctas.
La impunidad sigue reinando y las verdaderas clicas están enquistadas en los Tribunales donde se comercian sentencias y resoluciones al ritmo de las cumbias que suenan en las fiestas de los sindicalistas.