Desde la semana pasada se anunció la llegada al país del colombiano Hernán Darío “Bolillo” Gómez como nuevo director técnico de la Selecta tras la destitución del español David Dóniga Lara, que a su vez había reemplazado a su paisano Rubén De la Barrera Fernández, quien había llegado a la Selecta a sustituir al despedido entrenador nacional Hugo Ernesto Pérez. Todos estos movimientos en era de las Comisión Regularizadora nombrada por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).
Con la llegada del colombiano hay quienes, aficionados y periodistas deportivos, sin mayor análisis que el emocional hablan de la Era del “Bolillo” Gómez y hasta dan por sentado que El Salvador clasificará al Mundial 2026. Desde luego que surgen ilusiones y esperanzas, pues el “Bolillo” ya ha estado en tres mundiales con las selecciones de Colombia (1998), Ecuador (2002) y Panamá (2018); sin embargo, viene a dirigir a una Selección Nacional que para ser honestos está al borde de quedar eliminada.
El Salvador está tercera en el grupo que conforman Anguila, San Vicente y las Granadinas, Puerto Rico y Surinam. De estas cinco selecciones dos avanzan a la siguiente ronda. El Salvador está a dos puntos de Surinam que tiene seis y en tercer lugar luego de Puerto Rico que tiene los mismos puntos, pero mejor gol de diferencia. En junio juega de visita ante Anguila y luego recibe a Surinam en un juego que se perfila como decisivo y que de perderlo o empatarlo la Selecta podría quedar fuera de la aspiración mundialista y dejar a Puerto Rico y Surinam en la siguiente ronda. Ojalá que ese no sea el escenario porque será una frustración terrorífica.
Vamos a suponer que El Salvador, como debería ser, avanza a la ronda siguiente. Ahí pasará a integrar un grupo de cuatro donde enfrentará a selecciones de mejor nivel y con grandes expectativas por clasificar. De ese hipotético grupo el ganador gana boleto directo para el Mundial 2026(los dos mejores terceros de los tres grupos van a un repechaje). Es en esa fase donde se necesitará de toda la experiencia y sapiencia del “Bolillo”, así como de la sed de gloria de nuestros seleccionados y el apoyo incondicional de aficionados, dirigentes, empresa privada y periodismo deportivo.
Obviamente para “Bolillo” no es pan comido. será un camino tortuoso, pues deberá enfrentar un camino lleno de dificultades, uno de ellos y el más importante es la calidad profesional de nuestros futbolistas sin nivel físico, sin cultura ni formación táctica, así como el deficiente nivel de nuestra liga profesional, con dirigentes que no tienen capacidad ni formación administrativa-dirigencial, con muchos periodistas deportivos sin preparación y motivados por intereses personales, con una afición excesivamente exigente, con una infraestructura futbolística sumamente inadecuada, con poco apoyo de la empresa privada y con una desmotivación que nos ha llevado al malinchismo enfermizo de los involucrados en este deporte.
El colombiano no es el “redentor” que nos guiará al “mundial prometido”. En Colombia sus mismos paisanos (periodistas y aficionados, incluso dirigentes) piensan que es un técnico desfasado, empero tener 69 años de edad, no lo convierten necesariamente en desfasado, al contrario lo hacen un experimentado que sí estudia y analiza con vehemencia puede convertirlo en alguien muy actualizado. Ya en el mundial de Sudáfrica 2010 Otto Rehhagel, a los 71 años y diez meses de edad, clasificó y dirigió a Grecia. En todas las facetas de la vida hay viejos actualizados y jóvenes desactualizados.
“Bolillo” ya fracasó con Guatemala y con Honduras donde hizo un tremendo “papelón”, de tal manera que de nueve partidos perdió ocho y solo empató uno, por lo que fue despedido. Hasta El Salvador derrotó a Honduras 2-0, un 30 de enero de 2022 cuando el técnico era Hugo Pérez. Si el “Bolillo” repite la experiencia y en junio quedamos eliminados no solo sería un enorme bochorno y decepción nacional, sino la confirmación de su desactualización y del fondo de nuestros fracasos futbolísticos.
Confiemos que la Selecta hará su tarea y que en junio avanzamos a las cuadrangulares, que habrá lucha y entrega total en cada partido, que habrá planificación y coordinación entre todos los actores, que la afición se volcará en total apoyo a la Selecta, que el “Bolillo” hará uso de todos sus conocimientos tácticos y estratégicos para infundirlos a los jugadores en cada preparación y especialmente en los juegos. Confiemos en que Dios se apiadará de los que disfrutamos y sufrimos por el futbol.
Gómez no se debe dejar sorprender por nadie. Él y solo él debe elegir a los seleccionados donde deben estar los mejores, sin importar la edad ni el equipo o país donde jueguen. Los requisitos deben ser; estar en buenas condiciones físicas, someterse a la disciplina de la Selecta, ser el mejor en su puesto, tener deseos de estar en el equipo nacional y sobretodo ser salvadoreño con anhelos de triunfar (amar a El Salvador).
Dios quiera que “Bolillo” Gómez nos ayude a clasificar y que para ello tenga todo el apoyo y la visión de los intervinientes en el fútbol. Ya tuvimos a dos españoles que nos vinieron a engañar y a estafar el sueño de un país entero, ya tuvimos a un portugués ignorante que como director de selecciones hizo destrozos a tal punto que contrató a Roberto Díaz Mourelo, español de oficio pastelero, como técnico de la Sub-15 y éste sin hacer nada le ganó una demanda por $50 mil a la Fesfut (“Cosas veredes, amigo Sancho). Ya hemos tenido de todo, entre cosas malas y peores.
La llegada del “Bolillo” a la Selecta no nos garantiza nada, pero nos da una leve esperanza que puede ir adquiriendo peso. La llegada del colombiano ni siquiera es una era o parte de un proceso, su llegada sirve para formar una ilusión que en junio venidero puede ser completamente destrozada o tomar forma de sueño realizable.
• Jaime Ulises Marinero es periodista