La manipulación de masas siempre ha existido desde tiempos remotos. En pancartas, con los buhoneros, quienes eran un prototipo de anunciantes con bocinas. Además, los reyes y emperadores utilizaban sus propios medios de comunicación para anunciar sus edictos. Y el pueblo lo creía todo. Pareciera que se repite una y otra vez en cada campaña, especialmente en los países en vías de desarrollo. Las masas en sí son peligrosas. Todos debemos ser parte y analizar el poder de los mensajes mediáticos.

El pedagogo Paulo Friere manifestó “La manipulación aparece como una necesidad imperiosa de las élites dominadoras con el objetivo de conseguir a través de ella un tipo inauténtico de organización, con la cual llegue a evitar su contrario, que es la verdadera organización de las masas populares emersas y en emersión”. De igual manera, Le Bon fue el primero en describir el fenómeno psicológico de las masas. Mientras tanto, parafraseando a Ortega y Gasset, en su libro, La rebelión de las masas, define y explica la aparición del hombre-masa y los Estados que este crea. El hombre se deja manipular; ya que, es conformista, carece de iniciativa propia, es dócil y parece que va a la deriva.

No es recomendable sentirse masas o dejarse manipular por todo lo que nos haga pensar que es un mundo mágico, resuelto, lleno de trivialidades y fantasías. Ningún ser humano puede vivir feliz si es manipulado dócilmente como borrego. Un simple mensaje puede cambiar la percepción de un ser humano hacia la realidad.

Las masas son fáciles de manipular, no razonan, no analizan, profesan en todo lo que el presidente y políticos manifiestan en Twitter. Es más, los presidentes fundan sus propios periódicos, radios, canales de televisión y otros medios para dormir a las masas. Véase el caso de Venezuela o Cuba.

En segundo punto analizo a los políticos, empecemos parafraseando a Paul Joseph Goebbels, jefe de campaña de Hitler, quien astutamente logró engañar a los ciudadanos alemanes y de otros países. Los políticos se llevan el Oscar. Son pocos los que en verdad conjugan o hacen el trabajo según la definición. Los políticos populistas son buenos para tener un aparataje de manipulación. Goebbels junto con una creadora de contenido (cine, spots, afiches) ayudaron a darle una excelente imagen al dictador.

El lingüista Noam Chomsky escribió principios de manipulación mediática, entre ellos, tenemos: Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, dirigirse al público como criaturas de poca edad, la estrategia de la distracción, etc. Queda claro que los medios de comunicación hacen más fácil manipular las mentes. Chomsky asevera: “La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros”.

Siempre habrá manipulación de masas, lavado de cerebros o como usted le quiera llamar. Un ejemplo emblemático es el legado que dejó Maximiliano Hernández Martínez. Muchos lo querían por hacer cosas buenas; sin embargo, aniquiló a muchos indígenas. Cada mandatario promete, hace entender al pueblo que todo está bien, que vendrán tiempos mejores.

En la actualidad, los mandatarios tienen un séquito de comunicadores, trabajan al estilo de Goebbels intentando con frases, spots, cuñas radiales, hashtag, etc., para persuadir a las masas. Hasta los intelectuales, empresarios, docentes, religiosos caen en la trampa manipuladora. El pueblo salvadoreño ha visto cómo los presidentes se han burlado, los manipulan fácilmente. Y, no se necesita que los presidentes sean intelectuales para manipular el pensamiento de obreros, campesinos, profesionales, etc. Los candidatos, no importa su ideología, llevarán su plan maquiavélico para convencer. En fin, el pueblo sabe si está bien o se equivocó.

La campaña electoral formal o autorizada pronto iniciará; sin embargo, el Ejecutivo y partidos políticos ya tienen en los medios de comunicación tradicionales y no tradicionales mensajes subliminales. Parece una campaña adelantada. Debemos reflexionar y no dejarnos manipular.