El acto político de asumir la investidura presidencial para el periodo 2024 a 2029 es un símbolo contundente del avance democrático que experimenta el país dentro de la transición política. La conducción de la ceremonia del protocolo que rige la asunción al poder político le corresponde a la Cancillería de la República, la investidura presidencial del ciudadano Nayib Bukele está revestida de una sustancia política especial, porque va a desempeñar el cargo más alto dentro de la esfera política por el resultado electoral contundente concedido por el pueblo salvadoreño a través del voto directo, igualitario y secreto.

La transición formal del poder político implica la toma de posesión material del cargo que lo convierte en Presidente Constitucional de la República, Jefe del Ejecutivo, Comandante General de las Fuerzas Armadas y Representante Político del Estado. La conexión del ciudadano Nayib Bukele con el pueblo salvadoreño es palpable, se siente por el apoyo público y notorio expresado en las urnas, razón por la cual la ceremonia del día 1 de junio del presente año, tendrá un aporte significativo que implica elementos de orden histórico y político que quedarán sellados en la historia patria.

El acto ceremonial está impregnado de costumbres que contienen usos inequívocos que reflejan el cumplimiento de ellos cuando la banda presidencial sea colocada al Presidente Nayib Bukele, que representa una insignia de mando y autoridad, con lo cual honra la tradición política histórica, porque es el acto político de mayor trascendencia nacional.
El acto político de transmisión de mando es un gesto notable de sí mismo, y de democracia que honra la voluntad popular, y que dentro de la lógica política refleja la sensatez de revestir constitucionalmente a Nayib Bukele de la primera magistratura de la república, acto supremo de civilidad y de convivencia que conlleva a la paz social y a la convivencia política.

Bienvenidas las representaciones diplomáticas acreditadas para estar presentes en tan solemne acto, lo cual constituye una muestra de legitimidad del futuro gobierno de la república.
El pueblo salvadoreño ha decidido que el presidente Bukele continúe en el cargo, para que impulse el desarrollo del país y que prosiga con las obras iniciadas hasta el momento. Casa Presidencial es el centro de poder, es donde se toman las grandes decisiones de políticas públicas y la creación de la agenda de política nacional, además son las oficinas administrativas para que el poder presidencial exprese el símbolo del poder político, y que las decisiones presidenciales queden escritas en los anales de la historia nacional.

Los destinatarios de tan solemne acto son todos los salvadoreños, sin ninguna distinción de credo, ideologías políticas y procedencia social, que es un retorno a la expresión de su voluntad soberana expresada mediante el sufragio. El Presidente de la República necesita de opositores políticos reprobados por el pueblo, y que constituyen una oposición desteñida, sin liderazgo, sin ideología, con una endeble representación política, que recurren a la difamación, injurias y calumnias para pretender no reconocer los avances que contiene la transición nacional.

La política es la historia que se está gestando paso a paso, y que el traspaso del poder en la cúspide del sistema político salvadoreño no constituye cargo ni descargo, sino que es el poder político en sí mismo, conlleva entender la lógica del poder y la cultura política, su génesis y la evaluación de la misma comprende: la dinámica burocrática del Estado, hasta la transición nacional.

Las vibraciones del manejo del Estado, la trama de opiniones, apreciaciones silenciosas, ocultamiento que contiene desviaciones de hechos, apoyados en argumentos falsos que buscan desestabilizar la gobernabilidad se enfrentan a la astucia política de los que ejercen el poder.

La política desarma o construye ideas que contienen buenas intenciones, en el sentido que lo público prevalezca sobre los interese particulares, la práctica política reorienta las líneas del sentido de las cosas, de un modo inexorable y las articulaciones de intereses desalojan la certeza del mensaje político, eso conduce a replantear las líneas de compromiso que el interés general prive sobre el interés particular, sustentadas en la función social, ahí hay política. El arte de lo que no se ve, puesto que no hay una fórmula mágica para ejercer el poder, siempre está presente.